domingo, 8 de marzo de 2015

Esas noches sin dormir - Segunda Parte

La idea y las relaciones entre personajes es fruto de la imaginación de mi mejor amiga Eliu Paz, una gran escritora de FanFiction e ideas originales. Visiten su perfil de WattPad! Está trabajando en una historia super interesante!

-¿Ha terminado de desayunar, joven ama?
-¿Eh? S-Sí, puedes llevártelo Claude, muchas gracias
-Estoy para servirla.

Claude hizo una reverencia con la mano izquierda sobre el corazón y procedió a levantar la vajilla. Los trillizos se pusieron en marcha también como si estuvieran programados, siendo Thompson quien retirara la servilleta de mi regazo, Canterbury quien me ayudara a levantarme dándome la mano, y Timber quien alejara la silla de la mesa para no chocarla cuando me parara. Tras agradecerles, hicieron los tres una reverencia al mismo tiempo, y se perdieron en alguna habitación de la casa para hacer las tareas domésticas. 
Siempre me pregunté por qué están tan ocupados... Tal vez... la mansión sea tan grande que no alcanzan a limpiarla toda en un día, y es así como constantemente alguna se está llenando de polvo, pero ellos no pueden dejar que alguien la vea así...

-Onee-Chan-Alois se paró de su silla sin esperar la asistencia de Hannah
-Sí Alois, ¿Qué ocurre?-Le respondí un poco nerviosa tras ver sus ojos grandes y redondos observándome fijamente con reproche

Se acercó con paso apresurado hasta casi apollar su frente contra la mía, aún con insatisfacción en su mirada

-Otra vez tienes la mirada perdida, no me mientas, sé que el insomnio te afecta
-A-Ah, es eso...-Sin pensarlo me llevé un dedo al dorso de la oreja y desvié la mirada, un tic nervioso que no puedo controlar-Estoy bien, ¡Aún no tengo sueño!-Agitaba las manos drente a mi pecho nerviosa mientras me reía sin razón.
-Hm.

Alois se dio media vuelta como si pensara "ya escuché suficiente" y salió de la habitación con cierto grado de ofensa. Sólo lo miré irse por la puerta sin entender lo que estaba ocurriendo, le pregunté a Hannah si le había ocurrido algo en el momento en que estuvo con ella, pero me enfurecí con impotencia al escuchar que mi hermano menor estubo igual durante toda la mañana.

-Demonios. ¡Tú nunca sabes nada!

Le grité restándole importancia y procedí a abandonar la habitación.
Bostecé mientras caminaba por los larguísimos pasillos, maldiciendo que ahora mis párpados se volvían un poco más pesados y refregándome los ojos ahora húmedos mientras llegaba al salón donde Claude siempre me recordaba lo que debía hacer en el día. Al llegar, un nuevo bostezo me hizo frenar frente a la puerta antes de abrirla, lo que me hizo escuchar algo inhabitual del otro lado. Primero, un golpe sobre la mesa de madera, y luego una exclamación de sorpresa.

-¿¡Enserio?! ¡Estuve esperando esto por tanto tiempo, estoy tan felíz!
-Señorito Alois, le ruego que se tranquilice un momento
-¡Claro que no me tranquilizaré! ¡Esto es fantástico!
-Alegrarse por algo que no lo afecta a usted me parece algo... 
-¿Algo...? ¿Qué me estás queriendo decir?
-...
-¡¿Y bien?!

Me apresuré a entrar por la puerta antes de que las cosas se pusieran más tensas. Fingí que no había escuchado a Alois y me mostré accidentalemente desorientada cuando él inocentemente se dio vuelta a recibirme como niño que extraña a su madre. Me embistió y rodeó con sus brazos, tan teatralmente que habrá querido darle a entender a Claude un simple y reiterado mensaje: "Ella es MI hermanita, ¿Entendiste?"
Claude se mantuvo quieto como una estatua, moviéndose únicamente para acomodar sus anteojos. 

-¡Onee-Chan, Onee-Chan! ¡Adivina qué! ¡Hoy tienes el día libre!
-¿Cómo que libre? ¿Y la reunión con el presidente de la competencia que catalogó esta reunión como "Sumamente Importante"?
-Sufrió un imprevisto en su familia-La sonrisa macabra de Alois me hacía dudar de su inocencia, pero también era una de sus incómodas costumbres que tanto me hacían divertir cuando lo veía interactuar con otros
-Uhm...

Busqué la mirada de Claude para corroborar la verosimilitud de la noticia recién recibida, y recibí un asentimiento de cabeza a modo de afirmación.
Alois me tomó de la mano y la tironeó infantilmente hacia afuera de la habitación, pero Claude interrumpió esta acción cerrando la puerta suavemente con sus dedos. De un momento a otro y sin que nadie se percatara de cómo, pasó de estar parado de detrás del escritorio a entornar la puerta, del otro lado de la oficina. 

-Demonios, ahora qué excusa tienes-Refunfuñaba por lo bajo Alois
-Veo conveniente que la señorita tome sus clases de baile de Salón a estas horas, antes de que el sueño la derrote más adelante.
-¡Me dijiste que el profesor estaba en cama con gripe! ¡Maldición!
-En efecto, lo está
-¡Déjame ir a jugar con mi hermana!-Tomó el picaporte y abrió la puerta de un fuerte tirón
-Pero como mayordomo de la familia Kuroimao me preocupo de las obligaciones de mi ama-Continuaba Claude, ignorando la petición de Alois
-No. Déjamela.
-No sea de esa manera señorito Alois, la joven ama dispone de tiempo para terminar sus obligaciones, a menos que quiera que la acumule para otro día

Alois se quedó pensativo, cambió su mirada y calmó su andar, quedándose esático en medio del gran salón contiguo. Luego me miró con los ojos húmedos y tristes, para soltarme con total frustración. Se cruzó de brazos y observó con odio a Claude, fulminándolo en silencio. Claude, educadamente tomó mi mano y me guió hacia el salón de baile donde me maquilló y peinó, aún en contra de mi voluntad.

-Déjame... Sólo tengo que bailar... No es necesario que me produzcas tanto...-Intentando como podía mantenerme despierta mientras me peinaba con un cepillo de cerdas suaves*
-Siempre es necesario joven ama, es la mejor manera de estar preparada para un baile real
-Pero estoy en casa... Déjalo pasar por hoy...
-Si la dejara, no podría seguir llamándome mayordomo de la familia Kuroimao. 
-No le voy a decir a nadie...
-Si solo fuera usted, no tendría problema.

Claude movió su brazo bruzcamente en dirección a la puerta, de su manga salió disparado a gran velocidad un cuchillo que quedó clavado en ella y la abrió de par en par, revelando la sorprendida silueta de Alois detrás de ella

-¡Hiii~! ¡Eres muy peligroso! ¡Y así es como quieres que te confíe la custodia de Onee-Chan!

Claude lo ignoró y continuó con su trabajo

-¡Onee-Chan! 
-Lo siento Alois... No armes una escena ahora mismo... Lamento no tener el suficiente humor, sólo déjalo por hoy...

Le suplicaba con la mayor tranquilidad posible; sabía que a pesar de esa forma de actuar sólo estaba ansioso, y a pesar de esa apariencia adulta e imponente solo era un pequeño que necesitaba cariño.
Siempre me ponía a pensar: "¿Será que lo estoy mimando demasiado?" "¿Son esos caprichos consecuencia de mi trato con él o son propios de su edad o personalidad?"
Desde el momento en que reaccioné que nuestros padres no estaban opté por ocupar su rol; no por responsabilidad, sinó porque sabía que podía y me hacía sentir bien. Asocié -Para bien o para mal- que la demanda de atención que Alois esperaba de mí era producto de la costumbre o necesidad del amor de ambos padres, teniendo yo que reemplazar a dos personas. 

-Está terminado. -Claude me ayudó a bajar de la silla y sin soltarme me guió por el pasillo hacia el salón.
-¿Y Alois?
-El señorito se retiró hace un momento. Pude observar que no estaba enojado, así que probablemente le espere una sorpresa en breve tiempo

Suspiré como si ya me anticipara a lo que ocurriría a continuación, y sentí un calor casi maternal que me hizo sonreír hasta que llegué al salón.
Como me lo esperaba, allí se encontraba Alois sentado como un rey sobre un sillón individual, apoyado con su codo sobre un respaldo, y una de sus piernas en el otro. Sonreía codiciosamente.


-¡JA! YA ME LO IMAGINABA :D

Se me escapó con mucha alegría, pero instantáneamente me tapé la boca con mucha verguenza... Pude sentir que me enrojecía hasta las orejas.
Alois me miró con confusión durante dos segundos, hasta que cambió instantáneamente su expresión debido a la tentación de una carcajada que si bien era incontenible, sabía que no haría esfuerzo alguno en hacerlo. Se levantó emocionado de su sillón con las mejillas inocentemente sonrozadas y los ojos brillantes, posando a la vez que hacía la pregunta

-My lady ¿Me concedería esta pieza?

Miré a mi hermanito mientras que el salón permanecía en silencio. Podía oírse el sonido del viento sacudiendo los árboles a travéz de los ventanales.

-¡HANNAH BUENA PARA NADA!

La sirvienta se sobresaltó y con su odiosa cara de apologías se puso en marcha para llenar la casa de música clásica.
Suspiré con impotencia, no me esperaba menos de la inutilidad de Hannah, así que solo esperé a que Alois volviera a acercarse para aceptar su pieza y tomar su mano. 
Alois volvió corriendo alegremente, completamente en contraste con el mal humor de hace un momento. Se paró en frente de mí, se puso en pose, y junto a mi oído resonó la voz de Claude:

-¿Me concedería esta pieza?
-¡Sí!-Respondí instintivamente a la pregunta que esperaba me hiciera Alois-Un momento... ¿Qué?-Extremadamente confundida.

Alois se apresuró a tomar mi mano igual, pero Claude como si supiera el movimiento de Alois, me guió sin forzar la situación hacia el centro de la pista... Como si ignorara -para variar- las quejas histéricas de mi hermanito.
Un paso, otro, esquivar mis pisotones, lecciones, perfeccionamento... Hasta que la pista finalmente terminó. 
Alois -Quien tenía el entrecejo curiosamente marcado- se levantó de su sillón donde estaba de espectador, y se acercó hacia nosotros.

-¡Onee-Chan! ¿Cómo estuvo la práctica?-Con un tono de voz sumamente adorable
-Bien, creo...-Nuca supe cómo reaccionar ante tales situaciones de tensión donde cualquier cosa que diga podría ser usado tanto en mi contra como en contra del otro.
-¿Ves, mayordomo egoísta? Sabía que algo andaba mal, por eso me quedé a mirar
-*Internamente*¡Lo sabíaaaa!
-¡Tú!-Señaló exageradamente a Claude-Eres demasiado alto para bailar con mi hermanita.

Claude solo suspiró enojado, como si hubiera escuchado suficientes tonterías.

-Ella solo mide 1,56, y tu pareces la torre de Babel.

Esta vez, fui yo la que se tentó; pero me volví a poner seria

-Perdón-con cara de póker-

Alois me guió muy sonriente hacia el centro de la pista, y cuando la música volvió a sonar, bailamos al unísono un vals.
Siempre me miraba enternecido a los ojos, aunque por momentos -no se podía evitar- miraba por arriba de mis hombros a Claude, sobrándolo.


Durante la pieza, me hacía cumplidos con doble sentido como "Ahora estas bailando mejor, me alegro tanto", riéndose maliciosamente. 
No me molestaba para nada, ese sarcasmo suyo era algo que siempre adoré de él. Al dar los giros observaba de reojo a mi mayordomo, notando que ni siquiera estaba prestando atención. Ignorando eso, terminé divirtiéndome naturalmente con mi hermano, bailando como si fuéramos uno una extención del otro.
Finalmente, la pieza terminó. Alois sin soltarme me devolvió pomposamente junto a la presencia de Claude, quien con seriedad informó sobre los errores cometidos, haciendo incapié en un mal acompañamiento.
La tensión volvió a sentirse... 

-Uhm... ¿Ya terminamos, Claude?-Mientras me sobaba la nuca
-Efectivamente. Puede terminar de pasar su jornada con el Señorito Alois si así lo desea. Con permiso.

Hizo una reverencia y se marchó.

-¡¡BIEEEEEN!! ONEE-CHAN, POR FIN PODREMO-- ¿Onee-Chan?

Giró su cabeza hacia ambos lados algo asustado, pero más fue su asombro al mirar hacia abajo

-¡¡ONEE-CHAN!!

Me encontraba acurrucada sobre el suelo durmiendo como si nada. Alois se golpeó la frente con la palma y se agachó para cargarme. Cruzó la puerta del salón para encontrarse con el gran pasillo central que da a las escaleras, y las subió con un poco de dificultad, y se dirigió a su habitación. Por el camino, se cruzó con Claude, quien salía de mi habitación, cerrando la puerta con cuidado. Lo chocó a propósito para llamar su atención y le sacó la lengua infantilmente, presumiendo a la dama entre sus brazos como si fuera un codiciado premio y, con esa sucia imágen, no dejó de mirarlo hasta que entró en su habitación. 
Allí fue donde me dejaría... Indefensa, inconciente... Reposando sobre su mullida cama mientras él me vigilaba.

-Por fin estamos solos, Onee-Chan...

Su sonrisa brillaba en la penumbra. Se levantó a cerrar las cortinas y a poner tenues las luces de su habitación. Volvió a sentarse a mi lado, mientras con una mano movía el cabello de mi rostro para observarlo mejor... Acarició una de mis mejillas, y con un dedo comenzó a tantearla, y a bajar hasta jugar con mi labio inferior

-Se ve tan... Frágil... Por fin... Te tengo para mí solo... Como en aquellos viejos tiempos... Pequeña mariposa~





Esas noches sin dormir - Final (Próximamente)

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