Había olvidado esta sensación... Me siento magnífico e imponente! Pero a la vez pequeño y miserable... ¿Todo este ejército es mío? ¿Por qué marchamos? No quiero irme... no lo veo emocionante, al contrario, siento que estoy dejando algo de lado...
-¡Shinsei Roma! - Una voz finita se oía a la distancia-¿Eh? - Me di vuelta instintivamente pero... ¿P-Por qué lo hice si no es ese mi nombre? Aún así me es familiar, como si así me reconocieran en este lugar - Italia... me iré en una expedición, de ahora en adelante no te molestaré más....
¡¿I-Italia?! ¡¿Esta niña es... Italia?! No comprendo esto pero... ciertamente guardan un gran parecido. Debo... Debo estar soñando, pero no puedo controlarme, mi cuerpo se mueve solo...
-¡Shinsei Roma! - La voz de la pequeña sonó dolorosa y rota
No... Por favor no llores Italia... Te veo y se me desgarra el corazón... No quiero que sufras, porque eres mi primer y único... - Tras tragar algo de saliva, su afirmación sonó algo menos convincente - ...Amigo.
-Toma... Puedes llevarte esto - Chibitalia le extendió su escoba, algo temblorosa - Cuando la tengas... ¡Piensa que soy yo!
Esa escoba - Sufre un escalofrío - Esa escoba me la dio Prusia, pero estaba muy maltratada... Creí que era más corta, pero con esta altura puedo apreciarla perfectamente... ¿Cómo es po--?
-No tengo nada para darte, Italia... ¿No hay alguna costumbre en tu país para las despedidas?
-Tal vez un... Beso...
Los ojos del pequeño se abrieron muy grandes y redondos, en su interior nació una calidez desde su pecho, y se sintió ligero e indefenso como un pajarito negro. Una enorme felicidad afloró desde su interior y con una infantil sonrisa se acercó a la pequeña Chibitalia para tomarla de las manos. Sintió su tmperatura, su pequeño tamaño, su suavidad y delicadeza, entre las suyas tan endurecidas por las batallas ganadas, y posó un tierno beso en sus labios que le hizo olvidar el paso del tiempo y lo despertó se su realidad...
Alemania abrió los ojos y con la visión algo borrosa pudo distinguir el rostro de Italia muy cerca del suyo
-¡I-ITALIA! - Su cara se tornó roja por la proximidad y las manos del italiano sobre las suyas, pero aún así no hizo esfuerzo alguno por liberarse.
Alemania se encontraba descansando sobre las rodillas de Italia, quien lo miraba con ojos rebozantes de felicidad. Con los párpados humedecidos por la emoción, parecía querer transmitir algo más
-¡Ah! ¡Despertaste! - Rápidamente su mirada volvió a brilar tanto como el Sol- Ve~ Qué alivio~ -Deja escapar un suspiro satisfecho
-Italia, yo... Tuve un sueño muy raro. - Muy serio, aún excéptico por lo increíblemente familiar que le resultó
-¿Me lo quieres contar? - Su ansiedad se reflejaba inconteniblemente
-Aún no lo comprendo muy bien pero... Me tenía que ir, pero estaba muy triste porque quería quedarme... -En voz muy baja- Contigo.
-¿Conmigo? - Italia sonrió, nostálgico
-Sí, pero eras una niña pequeña, y yo tenía un gran ejército. Creo que me iba para no hacerte daño... Aún así, ya desperté pero ¡Sigo sintiéndome culpable por eso!
Los ojos y la naríz de Alemania enrojecieron, y su cara se tornó algo más pálida. Comenzaba a sentirse ancioso, pero Italia lo calmó con un beso en la frente
-Tranquilo... Estoy aquí ¡No te preocupes!
-Tenía mucho miedo... De perderte... - Desvió la mirada y con una voz ahogada casi inaudible continuó - Siempre temo eso, Italia...
-Siempre estaré contigo, ¿Recuerdas? - Esbozó una sonrisa tranquila
Al alemán se le vino fugazmente la imágen de la escoba maltratada y de inmediato supo que a eso se refería
-Hoy me asusté mucho ¿Sabes?
Italia esperó a que continuara con una expresión atenta y curiosa
-Al ver todo ese desastre, es que no eres así...
-Lo siento, Doitsu-Lo que quiero decir es que temí que te hayan hecho algo mientras no estaba, en serio, lamento haberte sorprendido al entrar tan violentamente a tu habitación.
-No pasa nada- Italia vuelve a sonreir y le da otro besito en la frente.
Alemania se sintió insatisfecho. Desvió su mirada un momento con inseguridad y luego alzó sus manos, que tomaron el cuello de Italia y lo acercaron, para darle un beso en los labios. Italia los rozó con los dedos, colorado y atónito...
-¡Doitsu, yo...! ¡Pensé que si yo no...! ¿No te molesta que...?
Italia no podía armar una oración coherente, pero Alemania comprendió lo que quería decir. Con su expresión seria y sombría, respondió a esto como si lo obligaran pero, era él mismo quien se obligaba a hacerlo, ahora que tenía la ocasión.
-Me enamoré de la pequeña sirvienta por su ternura, ingenuidad y delicadeza... Quería protegerla siempre, aunque me costara la vida...
Alemania intentó dificultosamente sentarse. Italia lo ayudó como pudo hasta que finalmente el alemán logró arrodillarse frente a él. Estiró uno de sus brazos para acariciar la mejilla de Italia con el dorso de su mano, a lo que fue correspondido con un roce afectuoso. Con seguridad, tomó la cara del italiano y volvió a besarlo.
-Enterarme que mi pequeña Italia no es una niña no matarán mis sentimientos.
Italia abrazó fuertemente a Alemania y rompió a llorar. Alemania se dejó abrazar como de costumbre, mientras acariciaba su cabello con los dedos.
-Doitsu yo... ¡Esperé mucho tiempo para esto!
-Lamento haberte abandonado todos estos años...
-Me alegré muchísimo al enterarme que no habías muerto pero... tu forma de ser, tu altura, tu voz... ¡Hasta tu nombre cambió! Y pensé que a pesar de tenerte de nuevo, te había perdido para siempre - Forzosamente terminó la oración, la congoja lo cortaba a cada momento.
Alemania comenzó a llorar también. Más calmadamente para no preocupar a Italia, pero sentía una culpa colosal debido al enorme dolor que le había causado su presencia.
-Luego de nuestro reencuentro... ¡Me di cuenta de que tu interior no había cambiado tanto! - Se detuvo un par de segundos para respirar - Intenté darte algunas pistas, como aquella carta sobre mi temor a que me olvidaras...
-La... La recuerdo.
-Y si dejé de intentar que recordaras cosas fue porque todos temíamos sobre tu salud...
-No te culpes Italia... No llores...
-¡Lamento haberme comportado tan egoísta hoy!
-Ya no te preocupes más - Alemania se separa del abrazo de Italia, pero no deja de sostenerlo por los hombros - Todo salió bien, recuperé la memoria, Italia... Y por sobre todo, los recuerdos sobre mi niñéz y mi primer amor.
Italia se calmó y volvió a sonreir... Esas palabras habían esfumado todas sus preocupaciones de la cabeza.
-Supongo que tienes razón, no debo preocuparme por lo que no pasó... - Se limpió las lágrimas con las mangas del saco, que le quedaban larguísimas--Empecemos de nuevo, ¿Sí?
-Seguro - Su sonrisa reflejaba el amor que había estado reprimido por tantos años.
Italia se levantó de su lugar y le extendió la mano a Alemania para ayudarlo a reincorporarse. El alemán tambaleó un poco, Italia tomó uno de sus brazos y lo colocó rodeando sus hombros tomando firmemente su muñeca, para que Alemania pudiera apoyarse en él si lo necesitara. Sus pasos eran lentos y torpes al andar, pero se podía identificar un cierto ritmo
-Ni en mis más locos sueños...- Alemania parecía filosofar, mirando hacia el frente con la mirada fantasiosa.
Italia lo miró confundido
-Jamás imaginé que llegaría el día en que me salvarías, Italia...- Sonrió satisfecho y un poco avergonzado
-¡Ah! Es que... Yo... Tal vez no sea mucho, pero como siempre me estás ayudando... ¡Haré lo que haga falta por que te sientas bien y te recuperes!
-Jeh - Sonrió como si esa frase lo hubiera conmovido - Solamente estoy algo cansado.
-¡Entendido!
El italiano sonrió con el gozo de poder ayudar a Alemania, y con ese ritmo lento pero constante llegaron a su habitación. Alemania se recostó en una pared aledaña mientras Italia lo soltaba para abrir las sábanas de su cama y mullir las almohadas; mientras tanto, le gustaba ver esa expresión seria y de mucha concentración mientras realizaba algo común de todos los días. Finalmente, lo volvió a ayudar a caminar esos escazos pasos que lo separaban de la cama. Lo arropó con las frazadas y se aseguró que esté cómodo.
-¿Tienes hambre? - Preguntó con la esperanza de que su más grande talento fuera de utilidad en esta situación
Alemania dio unos golpecitos sobre la colcha mientras miraba al italiano con nostalgia
-Quisiera descansar pero... ¿Podrías quedarte conmigo hasta que me duerma?
Italia lo observó con conmoción, con los ojos humedecidos y una sonrisa que era difícil de esconder se sentó junto a Alemania, en el lugar que éste le había indicado
-Claro, todo el tiempo que quieras
Alemania acarició el pelo castaño de Italia y limpió sus casi lágrimas con su dedo pulgar, que era grande y algo áspero en contraste con la carita suave y delicada del pequeño italiano. Él acarició el pelo rubio de Alemania, que poco a poco iba cediendo al cansancio. Comenzó a tararear una melodía, mientras los párpados del alemán cedían ante el peso.
"Tengamos el mejor tiempo juntos
acércate más hacia aquí
Con tan bonita sonrisa tímida
Todavía quiero saber el secreto de las únicas dos personas...
Ah... Estoy tratando de encontrar algo
¿Puedes encontrarlo?
Ah... Ahora encontré cosas importantes en estas manos..."
Italia dejó de cantar, viendo que Alemania ya se encontraba durmiendo muy pacíficamente, sin que nada lo molestara. Su rostro seguía típicamente serio, pero a la vez resplandecía por su falta de preocupaciones.Parecía la expresión de un niño, un niño que por fin encuentra la paz después de tantos golpes. Italia se entó en el suelo, con sus brazos apoyados sobre la cama mientras seguía observando a Alemania. Nunca antes había podido ver una expreción más calma que esa... Lo miró atentamente, en la quietud de su habitación... Con el tiempo comenzó a sentir los párpados caer, a la par que el sol en el horizonte y, casi sin darse cuenta, él también se quedó dormido.
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