viernes, 29 de enero de 2016

Losing My Smile After Adversity

...La muchacha suspiró y se dio unos golpes en las piernas como para darse ánimo y cambiar de posición.

-Bueno, bueno... Mentiría si dijera que no me esperaba algo peor... Pero aún así es devastador verlo con tus propios ojos...

El vendaval no cesaba y su cabello parecía tener vida propia, pareciera que en este nuevo mundo no existía la gravedad para él. El viento huracanado se lo llevaba furiosamente junto con basura, escombros pequeños e infinitas partículas de polvo que venían desde todas las direcciones a danzar junto al tifón.
Lentamente se volvió a erguir sobre sus piernas temblorosas, agachándose ligeramente para no perder el equilibrio y lograr cierta resistencia a la corriente de aire mientras que grandes cantidades de fragmentos de arcilla entorpecían la tarea que en sí la galerna ya complicaba. El cabello le golpeaba en la cara, volaba frente a sus ojos y rozaba su piel de forma fastidiosa, por lo que decidió levantarlo con ambas manos a la altura de sus orejas, enroscarlo con fuerza y hacer un un rodete; pero debido al fracaso, porque éste no cesaba de moverse con el torbellino, optó por sólo enroscarlo y sujetarlo con la goma de las antiparras.

-¿Por dónde debo empezar...? Veamos, primero que nada... ¿Dónde estoy? Ya era lo suficientemente difícil ubicarme cuando todo estaba en condiciones... A ver. -Dio una vuelta sobre su eje para observar el panorama en 360° y luego, con una mano a la altura del estómago y la otra sosteniéndose el mentón, sacó una conclusión -Sí, reconozco este lugar, es la calle principal... Ninguna otra calle es tan ancha, de eso puedo asegurarme.

A tientas comenzó a caminar hacia adelante, arrastrando los pies con la precaución de no pisar los escombros que imposibilitaban hacer contacto visual con el suelo hasta que una silueta comenzó a dibujarse entre el plomizo muro de humo proveniente de un incendio recientemente extinguido por acción del viento. El camino era cada vez menos accesible, pero la briza iba perdiendo fuerza a cada instante y, en consecuencia, la visión del objeto que se extendía desde el suelo hasta algunos metros por encima de su cabeza se tornaba cada vez más claro. La humareda fue cesando y la luz lograba por fin penetrar en ella, dejando ver detrás de la nube el esqueleto de lo que una vez había sido el rascacielos más importante de toda la ciudad, y que ahora no era más que un afable y asesino recuerdo.



Junto a los cimientos de la osamenta se apilaban ladrillos, bloques gigantes de cemento y paredes ahuecadas con sus cuadriláteros vacíos cuyos pedazos se extendían hasta el final de la calle y por toda la montaña. Luego de dudar unos instantes, la joven se trepó a la misma teniendo cuidado de no cortarse con los trozos de vidrio y metales punzantes que sobresalían del edificio y sus respectivas partes, echando un vistazo un par de metros sobre el nivel del suelo para encontrar alguna referencia para continuar su exploración. El polvo de los alrededores ya se había desvanecido casi por completo cuando a una distancia no muy lejana pudo visualizar algo diferente al reciente panorama, tendido sobre el suelo como si durmiera. La joven se bajó a los tumbos de la pila de escombros, pero algo blando bajo una roca le hizo perder el equilibrio en el último paso antes de tocar la rúa.
Trastabilló intentando estabilizarse, pero el terreno tenía tantas irregularidades que cayó casi de bruces, llenándose los brazos de vidrios rotos y golpeándose el mentón. Si se hubiera mordido la lengua, no cabe duda que habría escupido la mitad.
Ahogó un grito que hizo eco en los esqueletos de las estructuras y se apresuró a levantarse lo más rápido posible para evitar seguir agravándose las heridas. Se los quitó uno a uno lo más cuidadosamente posible mientras luchaba con la ansiedad, el dolor y la picazón que le producían los trocitos más pequeños, a la vez que se dirigía hacia el mismo lugar donde se había tropezado, sacudiendo los brazos para distraerse del dolor mientras caminaba al ritmo de la escoria haciéndose a un lado mientras raspaba la zuela de sus botas contra el pavimento. La piedra floja era fácil de identificar, la única en una posición diferente delante de lo que parecía un orden milimétrico y macizo de bloques apilados. Tomó la roca con ambas manos y la hizo balancearse hacia los costados... Era evidente esa sensación de que algo debajo de ella tenía una textura blanda y ligeramente acolchonada. Removió la piedra de su lugar y con precaución tocó con un solo dedo el objeto sin identificar... Era tan extraño al tacto y tan trágicamente familiar que casi sin pensarlo y con los ojos abiertos de par en par, deseando que su mente la burlara y a la vez que no, utilizó sus manos para escarbar entre los sólidos despojos tan estúpidamente como un canino impulsado por el único deseo de que su tesoro se encontrara en ese mismo lugar. Una vez removidos los desechos alrededor del punto de referencia enterró la mano, dubitativa pero altamente curiosa, preparando sus sentidos para lo que ella creía que encontraría debajo. Por supuesto, no se equivocó. La dureza agradable al tacto de una prenda gamuzada, la delicadeza y suavidad de la seda, la tibieza de un cuerpo inconsciente que no tardará demasiado en descomponerse. Retiró la mano del individuo desafortunado e impulsada por una idea se dedicó a seguir retirando escombros de su alrededor. Cuando el hueco fue lo suficientemente grande, tomó uno de sus brazos y tiró de él, hasta que la mitad superior de su cuerpo se encontró en el exterior y, aún con respeto hacia la persona fallecida y algo de culpa, removió la campera del señor con algo de dificultad.

-Discúlpeme... Usted. Pero tengo la sospecha de que esto nos podría ser útil a mí y a los demás... Espero que no le moleste.

Era una impecable pieza de costura, este señor debía de ser alguien en este edificio. Sin embargo, en sus bolsillos no traía más que un pañuelo de tela, un reloj de bolsillo roto, dinero suficiente como para un pomposo almuerzo y una foto familiar. Ante este último objeto, la muchacha se quedó helada. Parecía una familia feliz, conformada por él, una hija de 16 con semblante distinguido pero no altanero, una mujer trabajadora y elegante entrada en sus 40 pero muy bien conservada y dos perros gigantes. Los ojos se le llenaron de lágrimas, pero estas no cayeron. 

-Ahora me siento mal por llevarme esto... Pero reitero lo de antes, a vos ya no te sirve más. No me vallas a echar ninguna maldición, ¿Si? Que en paz descanse, señor.

Acto seguido, colocó sobre el pecho de la víctima la foto, la cubrió con ambas manos y sacó el pañuelo del bolsillo para taparle la cara.

-Sinceramente no se por qué se hace esto... Supongo que es protocolo.

Una vez terminado con el sujeto, levantó la mirada hacia el otro cuerpo que yacía a unos metros de distancia y se acercó con un leve trote hacia él, con la campera colgada al morral. Este se encontraba tirado boca abajo con tan solo una pierna, que parecía simplemente haberse esfumado dejando en su lugar un charco de sangre violentamente esparcido. Intentó enfocarse en su chaqueta de cuero grueso, pesado, aparentemente caliente, para distraerse del aroma metálico y enfermizo de la sangre que comenzaba a presentar signos de coagulación. Tiró de una manga y luego de la otra para remover la prenda de su dueño, buscó en un bolsillo otro pañuelo de seda y también le cubrió la cara. Nuevamente se dispuso a revisar los bolsillos internos y externos de la chaqueta, encontró un chispero en uno de ellos, una cigarrera con cuatro cigarros de vainilla en el bolsillo interno superior y algo en el bolsillo le llamó la atención. Al tantear con una mano lo que le parecía un objeto terriblemente conocido, la introdujo con rapidez y sacó una cámara de fotos automática en miniatura.

-¡Hey! Esto... ¡Yo diseñé esto! Quién diría que a alguien le haya resultado útil. Francamente... No recuerdo cuándo fue que se vendió...-Su mirada se ablandó cariñosamente mientras observaba el artilugio -Nunca voy a entender cómo hacía mi hermano para tallar ornamentos tan hermosos en los objetos que vendíamos...-A la par de un suspiro, le dio a la cámara media vuelta para analizar el dorso - 4 fotos restantes... Me alegro que te hayas divertido con esto, en serio... Gracias señor, que en paz descanse.

Tras darle una reverencia, se colgó la campera en un brazo y guardó la pequeña cámara automática en el morral, y volvió a colgar ambos abrigos de él. Tras ubicarse nuevamente en el entorno, identificó el agujero por donde había salido y se dedicó a caminar en línea recta desde allí, en dirección a lo que ella se refería como el "Norte". Intentando no distraerse con el caótico paisaje, siguió avanzando como un caballo de carga: A paso firme y sin ver a los costados; tal vez con algo de suerte llegaría a encontrar restos de algún supermercado o gasolinera donde pudiera encontrar algo de comida.

-Espero encontrar algo... Hasta ahora tengo la sensación de que no va a haber nada y no se cómo se los voy a explicar a los demás. -Sola, cambió la mirada y se dio un golpecito en la frente.- Calmate, no es como si se hubiera desintegrado la ciudad. Algo debió de haberse salvado.


-¡TENGO HAMBREEEEEE!- Levantó la voz el sujeto de cabello fucsia.

-Callate un poquito, por favor.- Gruñó Mao
-No quisiera ser grosera, señor... ¿Cuál era su nombre?
-Ya era hora de que preguntaras. No te lo vallas a olvidar, mi nombre es Xavier Le---
-Como sea. Señor con rastas. Tampoco me interesa.
-Mao...-Calmó Melpómene con nerviosismo.
-Que-La arquitecta le dirigió una mirada fulminante
Melpómene se le acercó - Dejame lidiar con él, ¿Sí? Tengo un par de truquitos bajo la manga
-¡QUÉ PASA CHANGO! - Gritó Johan de forma teatral
-Mejor quedate acá, es más divertido ver lo que hace él
-Definitivamente

Ambas mujeres permanecieron en su molde y retrocedieron unos pasos para obtener una mejor visión de la situación que se desarrollaría. Ninguna disimuló su interés, como si se hubieran transformado en dos ancianas chismosas. 

Johan se acercó al convaleciente moviendo el bastón de manera circular y hacia adelante, con mirada inocente, tarareando y a paso de mafioso pretendiendo no saber los crímenes de su víctima.

-¿Qué le ocurre, señor Le?- Lo miró con algo de pena, pero con la confianza que se tendrían los compinches de toda la vida; se colocó a su lado y se agachó, mirándolo desde el costado.

-...Tu galera me distrae.
Mao se tapó la boca con una mano, ahogando una carcajada.
-Mirá la expresión que puso, ¡Creo que no le gusta que jueguen con eso! -Susurró Melpómene sin dejar de mirar la situación
-Por ahí si la admiraras un rato podrías hasta olvidarte de esto - Acercó su bastón a una de las piernas de Xavier, quien empezó a gritar.
-D-Dios mío - Mel se compadecía 
-Ustéh seniiorr es un mentiroso - Empezó Johan con sus mejillas infladas, enrulando un extremo de su bigote y arqueando una ceja - Ni siquiera lo estoy tocando, ¿Ve? - Con el bastón en el aire, comenzó a hacer movimientos ascendentes y descendentes
- Aleja esa cosa de mí.
-¡No quiero! - Expresó alegremente mientras continuaba con su movimiento.
-¡Deje de actuar como un idiota!
-Podría intentarlo, claro... Pero prefiero seguir molestándolo.
La víctima apartó la cara con repugnancia - Me pregunto si la gente como usted piensa en madurar alguna vez.
-¿Ah, si? -Su rostro había cambiado drásticamente de expresión, a la vez que su tono de voz se dejaba escuchar clara como el de una persona común. Sin embargo, esto no combinaba con el resto de su persona... Él no estaba hecho para ser común.  - ¿Eso es lo que piensa usted de mí? - Con el bastón, se acercó a la cara del señor y comenzó a tantearlo. Seguido a esto, prosiguió su respuesta con un tono de voz tan gélido que era comparable al de un asesino atrapado en la escena del crimen jurando ser inocente - Yo creo que quien debería madurar es usted. Aún habiendo niños pequeños, carece de decoro y se la pasa quejándose.
-Uuuuhhhhh...- El sonido de baja frecuencia rebotó en las paredes como un coro numeroso, todas las personas presentes estaban prestando atención a la  situación, y ambos hombres eran los dueños de tan intensas miradas.
-Escúcheme algo, Xavier Lo que sea, puedo asegurarle que todos los que nos encontramos aquí hemos perdido cosas valiosas, pero cuanto más hablo con usted más me parece que sólo ha perdido su zona de confort.
El hombre se lo quedó mirando en silencio unos segundos, para responderle incrédulo y sin aliento - ¿Y acaso eso le parece poco?
Johan golpeó impetuosamente su bastón en el suelo, lo que hizo estremecer a su interlocutor. Su mirada frívola parecía teñir de negro sus globos oculares como si se tratara de un demonio. - ¿Va a comparar? Me dirijo a usted con toda sinceridad, de doctor a hombre con huesos rotos. ¿De verdad pretende comparar...? Sólo mire a su alrededor, caballero. ¿Ve a esa señorita pelirroja y al señorito a su lado? Sólo tiene que posar sus ojos en ellos para percatarse de que no solo han perdido a sus progenitores. Preste atención y mire su porte, sus modales... No eran unos pequeños cualquiera. Y ahora, mire en la dirección contraria si es tan amable... Ese jovencito con la damita en sus brazos. ¿Se imagina usted la desolación que sufre en este momento? ¿Sabe que ella no tiene idea de lo que está pasando? - Por último, señaló con su cetro en dirección a la arquitecta - ¿Y acaso no se da cuenta que el lugar donde está sentado son los sueños destruidos de esa mujercita?
-JOHAN - Le llamó la atención - No hacía falta decir eso.
-Discúlpeme, belleza - Y sin dejar de mirar al hombre sentado en el suelo, levantó un pulgar en dirección a Mao, quien agachó la cabeza en aprobación.
-No creo que sea un hombre de poca inteligencia, realmente no podría creer eso de usted... Solamente se me ocurre que es tan egoísta que su mente se limita a pensar únicamente en su propia existencia. NO QUIERO VOLVER A OIR UNA SOLA QUEJA. ¿ENTENDIDO?
Ya casi salido de sí mismo pero conservando la integridad, inspiró hondo y se enderezó en su lugar. Sus movimientos eran serenos, pero la tensión en el ambiente lo hacían lucir tieso e inestable. La afonía sólo era rota por los duros tacones del doctor contra el suelo humedecido, quien buscaba refugiarse en la misma oscuridad de donde se había presentado. Sin embargo, volvió en sus pasos caminando en reversa hasta el mismo lugar donde había pronunciado sus últimas palabras y, agradeciendo con tono de voz forzado a un público atónito, dio una última mirada a cada uno y volvió a la sombra de donde había venido. Por supuesto, nadie se atrevió a aplaudir, moverse o romper la atmósfera situacional.

El silencio reinaba en todo el lugar a medida que la luz anaranjada se iba debilitando y la temperatura descendía. Las alcantarillas se oscurecían sólidamente y grupos de personas se formaban alrededor de las áreas donde el Sol había dejado residuos de su calor, sin embargo, el viento fresco de la noche se hacía cada vez más intenso. Aún no habían señales del doctor, por lo que algunos miraban en la dirección por donde se había ido con la esperanza de verlo salir, mas ninguno se atrevía a acercársele... No después de ver a tan buen hombre sacarse de sus casillas de esa manera tan brusca. En contraparte, nadie se fijaba en el hombre sobre quien Johan había descargado su ira y ahora yacía tendido en el suelo, temblando en silencio.

El sepulcral silencio prevalecía hasta ese momento, más fue interrumpido por un golpe apagado proveniente de un objeto caído junto a la montaña de escombros y, seguido de eso, comenzó a aparecer en la penumbra el cuerpo de la joven quien con indecisión intentaba descender nuevamente a la seguridad de la alcantarilla. La mujer del cabello borravino se acercó a los escombros y la miraba con cierta precaución, moviendo sus brazos tal vez para sacarlos del entumecimiento provocado por el frío. Un momento después, imitando a la joven, se acercaron algunos más, impulsados tal vez por las pisadas temblorosas de la muchacha al tantear a ciegas sobre rocas flojas mientras inútilmente miraba por encima de su hombro. 

-Si te caes te agarro - Dijo torpemente la mujer del cabello borravino, mientras extendía los brazos hacia ella, quien le respondió asintiendo con la cabeza.

-No tengas miedo - Agregó Melpómene, colocándose junto a la otra señorita.

Ambas vigilaron el descenso de la muchacha hasta que finalmente, a un metro del suelo, se dejó caer a los brazos de las mujeres.


-Gracias - Expresó tímidamente mientras miraba alrededor dónde había caído su morral.

-Esto.. -Melpómene miró en dirección del objeto que rompió el silencio y rápidamente se lo acercó - ¿Buscabas esto? Está pesadito, me alegra bastante
-No lo se... No pude traer muchos alimentos... Pero conseguí los suficientes por ahora - De a uno, descolgó del morral los abrigos que pudo conseguir y se los entregó.
-¿Pudiste conseguir alimentos? - Leoni se acercó de la mano de su hermanita, haciendo todo lo posible por disimular el mal humor que le producía el hambre.
-En efecto, pensando que el bombardeo fue en la zona céntrica, lo primero que pensé fue en caminar lejos del radio de la explosión. Encontré inclusive lugares donde no habían rastros de daños - La señorita se descolgó el morral y le hizo una seña a Mao para que se acerque
-Eso me da esperanzas, en muchos sentidos
-Yo no lo pensaría así, aunque debo admitir que también pensé lo mismo al caminar por esos lugares
-¿Podrías explicarnos por qué? - Mao tomó el morral de las manos de la señorita, quien al mirarla a los ojos se intimidó y agachó ligeramente la cabeza
-Eh.. S-Sí.
-Voy a pensar en cómo dividir esto, pero te voy a estar escuchando aunque no te mire, ¿Sí?
-Está bien - La señorita dio un suspiro de frustración -Bueno... En esos lugares donde no había rastro de daños, me llamó mucho la atención que tampoco haya gente. Sin embargo, los almacenes y los supermercados estaban casi del todo vacíos y muy desordenados, como si hubiera habido un saqueo masivo.
-¿¡Saqueo?! - Se sorprendió Gaia
-¡Sí! Sin embargo, tampoco había gente atrincherada en ninguna casa. De hecho, ¡Las casas también parecían haber sido saqueadas!
-¿Quizás hayan otros sobrevivientes aparte de nosotros? - Preguntó enérgicamente Leoni
-No lo se, lo pondría en duda, temo lo peor
-¿Qué podría ser peor que todo esto? - refunfuñó Mel
-¡ATCHÍS!

Un estornudo dejó mudo a todo el grupo


-Demonios, quería hacer una entrada dramática pero muero de frío

-Estaba preocupada por usted, doctor - Respondió Mao desinteresamente
-Cuánto honor - Agraceció Johan sonriente, y continuó hacia la recién llegada- ¿Qué te hace pensar eso?
-S-Sí, bueno... Me parece muy extraño que habiendo lugares intactos, no haya gente por ningún lado. Enormes casas vacías y desordenadas, ¿Por qué lo estarían? Son lugares perfectos para quedarse, sin embargo... ¿Dónde está la gente? ¿De qué se esconde? Si algo pasara en el centro y viviera a los alrededores, no me movería de ahí. Estaba pensando... ¿Qué tal si la misma gente que atacó la ciudad se haya llevado a los civiles?
-¿Y qué hay de esta comida? - La voz de la arquitecta sonaba incrédula - ¿Cómo asegurar que los civiles no la hayan tomado y huido lejos?
-Eso es algo que no paré de pensar mientras estaba volviendo, pero... ¿Por qué las casas estarían tan desordenadas? ¿Qué clase de civil buscaría provisiones en otro lugar que no sea la cocina? ¿Por qué desordenarían las habitaciones sin llevarse nada?

No hubo respuesta. En su lugar, sólo se oyeron suspiros y el sonido del viento.


-Si lo que pienso llegara a ser cierto, podríamos estar involucrados en algo terriblemente sádico y diabólico. No se qué clase de mente enferma ordenó hacer esto, pero si fue capaz de dejar así a nuestra ciudad, cualquier acción inhumana podría ser una posibilidad a partir de ahora y en el futuro

-¡Sólo dilo de una vez! ¡Deja ya todo el misterio! No puedo soportarlo por mucho más, ¡Detesto el suspenso! - Se impacientó el pequeño pelirrojo
-Lo siento, debía decir todo esto para que sepan por qué saqué esta conclusión y especularan conmigo, pero creo que no se puede pensar con el estómago vacío
-Solo... Sólo DILO AHORA. - Susurró ya sin paciencia y sobándose la cara con frustración

La muchacha se tragó las inseguridades y simplemente dejó caer las palabras sin pensar demasiado cómo afectaría esto a cualquiera. Sólo tomó aire y pronunció, disimulando la incredulidad y el nerviosismo


-Aprovechando la confusión del impacto, creo que toda la gente de la ciudad fue secuestrada; y para evitar que gente como nosotros se mantenga con vida por mucho tiempo, para poder tachar este punto del mapa por completo, se llevaron todas las provisiones que pudieron cargar. Debemos movernos, este lugar es peligroso, ¡Podrían venir a buscarnos en cualquier momento!

Y en ese momento, el eco de una explosión resonó en un punto no muy lejos de ahí. Sonidos desconocidos procedieron al primero, y una serie de explosiones más lejanas volvieron a oírse en la misma dirección


-POR FAVOR, NO, LO QUE NOS FALTABA




lunes, 7 de diciembre de 2015

Losing all the faith in people

Los gritos de la arquitecta resonaron a lo largo y ancho del laberinto de metal, mientras intentaba liberarse del fuerte agarre de lo que sea que le sujetaba el tobillo sin disminuir un segundo su intensidad. No podía levantarse, por lo tanto, forcejeaba en vano mientras retrocedía hacia la oscuridad sin dejar de vociferar.
Se oyeron pasos desde donde ya no alcanzaban los ojos para observar, unos zapatos de medio taco muy caros, que emitían un eco regular e importante. Tras un suspiro y a la vista de la mayoría de los que se encontraban cuerdos, la punta de un bastón se levantó en el aire, brillando bajo el rayo de sol que se abría paso desde la superficie, y pareció apuntar unos momentos para tomar impulso. A pesar de los gritos histéricos, no pareció interferir en su concentración, arrojando el bastón con una fuerza descomunal y con una puntería milimétrica, dió en la frente del agresor, quien soltó un alarido de dolor y pareció desplomarse en el suelo, inconsciente.
Mao se apresuró a correr al la otra punta exacta donde aún podía verse luz, y se volvió a acurrucar muy rígidamente, pero temblando, abrazando sus piernas, dando la impresión de que quería quebrarlas.

-¡Denada, preciosa! - Le gritó muy alegremente el desconocido, mientras se acercaba caminando, como si escuchara una melodía dentro de su cabeza, e intentando bailarla disimuladamente.
Se arrodilló para recoger su bastón, y de paso, le tomó el pulso al otro hombre, desplomado sobre el asqueroso suelo, con la marca de un escudo familiar resplandeciendo de un brillante color carmesí sobre la frente.

-¡Está vivo, señoras y señores! ¡No es un zombie!- Vitoreaba como si acabara de ganar un premio.
Gaia lo aplaudía felízmente como si acabara de salvarle la vida, mientras su hermano Leoni la miraba de mal humor, y luego apuntaba sus ojos verdes hacia el hombre, muerto de celos.

-Bien hecho, señor... de bigote estúpido.- Expresó sarcásticamente, con los brazos cruzados, el pecho inflado y una ceja levantada, pero el sujeto no le prestó la más mínima atención. En su lugar, se había dado vuelta para buscar algo en el suelo. Leoni dio unas pasos en su dirección, mientras alzaba un poco más la voz, para asegurarse de que lo oyera - Gracias por corroborar lo obvio señor, mas me encantaría saber quién es usted.

La voz de Leoni sonó inocente y exageradamente amable, muy forzada. Sin embargo, era difícil saber si esto había producido algún efecto en el destinatario de tales palabras, ya que ni bien terminó de oír al niño, se incorporó de golpe con algo en la mano lo cual limpió para quitarle la mugre, aunque las manchas de humedad permanecieron intactas.

-No es necesario agradecer, señorito, es mi deber como profesional - Con una mano a la altura del corazón dio una pequeña reverencia a Leoni, quien lo miraba muy confundido. Se colocó la galera húmeda sobre la cabeza, completando su apariencia caricaturesca - Mi nombre es Johan Crapoulette - Dijo fescamente con una sonrisa cálida en su rostro, pero la tapa de su galera se abrió como una lata y tiró la gran primera impresión a las cloacas.

-M-Mucho gusto... - Leoni le extendió la mano para saludarlo, pero esta temblaba en disconformidad. Johan le extendió la mano también, mostrando unos guantes blancos carísimos, razgados en los dedos índice, medio y meñique. -Pero qué desperdicio...
-¿Disculpa? - Preguntó Johan genuinamente
-Tus guantes - Señaló Leoni - Parecen muy caros
-¡Ah! Sí, por supuesto ¡Uno nunca tiene suficientes guantes! Y te daré la razón... Ya que estos eran mis favoritos. Eran tan cómodos como... Eh... Un par de guantes.
-Leoni se golpeó la frente con la palma de la mano- No te importa, ¿Cierto?
-¡Por supuesto que me importa!- Se quejó apenado - ¿Dónde crees que conseguiré otros guantes en medio de este apocalipsis? Además, estos eran doblemente especiales, ya que me los ha regalado una hermosa señorita.
-¿Puedo saber sobre ella?-En su voz denotaba desconfianza
-¡Ohhh! ¡La maravillas que podría comentarte! No merecía la vida que le tocó, desde luego... - Sacó un pañuelo de algún bolsillo interno de su precioso saco negro y se secó unas lágrimas invisibles teatralmente, casi podía oírse la música dramática de fondo mientras lo hacía. Lo volvió a doblar y lo guardó en un bolsillo de su chaleco.- Un hermoso cabello largo, negro como la noche misma; unos cálidos ojos carmín, labios pequeños y prominentes, piernas largas y anchas caderas... A puesto a que cualquiera temblaría ante tal perfección. Sin embargo, las almas más puras son las que reciben los golpes más duros.

Los ojos de Leoni se abrieron de par en par. Se dio media vuelta para dar un vistazo rápido al pasillo y corroborar la ubicación de su hermana, tranquilizándose al verla en una media ronda alrededor de Mao junto con tres chicas más, tomando la mano de Eliu.

-Esa bonita damisela parece una vela encendida en una fría noche de invierno...
-Leoni volvió a darse la vuelta a toda velocidad, perdiendo algo de su equilibrio al hacerlo. Desafiante, volvió a observar directamente los grandes y redondos ojos negros de Johan, aunque éste no le devolvió la mirada- ¿¡QUÉ?!
-Sin prestarle atención, continuó-...Sin embargo, en el momento en que colocas una cúpula sobre la vela, aunque tu intención sea que el viento no extinga la llama, ésta se quedará sin oxígeno y se apagará. Interesante, ¿No?
-Qué... ¿Qué quieres decir?
-Moraleja de la historia: Nunca cubras una vela. Una vez cubrí una y me morí de frío, yo pensaba que si la cubría iba a calentar el vidrio y podría apoyar las manos. Luego investigué y... ¡Me di cuenta que no! El fuego necesita oxígeno como nosotros...- Se peinó el bigote juntando las yemas de los dedos para enrulralo - No cometas ese error que yo cometí, o vas a sentirte realmente mal, te congelarás. Con su permiso, caballero, voy a ver qué es lo que pasa a las señoritas de allá, ¡Nos vemos!

Johan se sacó el sombrero para saludar, y marchó pomposamente hacia el otro extremo. El rebote de la tapa era imposible de ignorar.

-¡Demonios! No entiendo a ese señor. ¡Pasa de la formalidad a la informalidad en cada oración que dice!

Del otro lado del pasillo, Mao parecía estar menos a la defensiva mientras charlaba con Melpómene y Gaia, mientras las otras dos chicas se limitaban a seguir la conversación con la mirada. Sus ojos seguían hinchados pero su sonrisa al hablar parecía la de una nena pequeña. Era débil, pero reflejaba gratitud desde lo más hondo de su persona. Al escuchar los parejos pasos de Johan, las mujeres dieron vuelta la cabeza hacia él, a diferente tiempo cada una, y quien le mantuvo la mirada sin parpadear fue la arquitecta. Luego de un silencio tenso entre ambos, fue ella quien se dio la libertad para hablar primero

-¿Qué necesitas?
-Dulce señorita, no desconfíe de mi persona, he venido a corroborar que usted se encuentre bien.- El hombre dio una reverencia, y la tapa de la galera acompañó su movimiento.
-Ah, bueno... Gracias por lo de antes. No es nada grabe, solo... Me asusté. No estoy acostumbrada a que la gente se arrastre y me agarre por los tobillos.-Una mirada asesina fue dirigida hacia el sujeto con la marca en la frente, aún inmóvil bajo la luz que se filtraba desde la superficie.
-¿Me permite su mano, por favor?
-¿P-Para qué?
-¿Confiarías en mí, por favor?
-No.
-Está bien... En ese caso...

Johan se sentó en el suelo junto a ellas. Se sacó su tapado negro, dejando a la vista una camisa de seda blanca, un chaleco negro de Lino y unos pantalones de vestir negros, con un arma atada a una pistolera. La desató de su pantalón y se la entregó a Melpómene; luego, volvió a agarrar su saco negro y lo dio vuelta, dejando a la vista todos sus bolsillos internos para que todas las señoritas pudieran verlos con claridad

-Si algo de lo que saque de aquí les parece peligroso, tienen permiso para jalar del gatillo.¿Están de acuerdo?- La arquitecta enmudeció. Y ante esa falta de respuesta se dio la libertad para continuar- En ese caso, permíteme sostener tu mano, si eres tan amable.

La arquitecta obedeció. Estiró la mano en su dirección, y Johan la tomó, colocándole los dedos sobre la muñeca, contando hacia a sus adentros un momento. La soltó, empezó a hacer un cálculo en el aire y luego de eso dio un diagnóstico.

-Estás bien, pero podrías estar mejor -Una amable sonrisa fue dibujada en su rostro afilado y cadavérico- Señoritas, ¿Me ayudarían con algo, por favor?
-Por supuesto - Dijeron todas, menos una, quien copió los ademanes del resto.
-Muchas gracias. Quiero que hagamos un ejercicio de respiración; cuando les diga quiero que tomen aire, entonces golpearemos nuestras rodillas una vez por segundo... Cada tres golpes quiero que inhalen, y cada tres golpes quiero que exhalen. ¿Vamos?

Las chicas asintieron con la cabeza, Gaia estaba felíz como si se tratara de un juego. La otra muchacha, de cabello borravino atado con una cola de caballo miraba confundida a los demás, hasta que observó a Johan quien de manera exagerada inhaló, dando 3 golpes en la rodilla y exhaló el aire tras otros 3 golpes. Entonces, la muchacha sonrió y asintió con la cabeza. Johan se dio unos golpecitos detrás de la oreja, a lo cual esta muchacha reaccionó y negó con la cabeza. Luego, al ver al hombre hacer un remolino delante de su boca ella entendió el mensaje y asintió, señalando a Mao e indicando que no abriría la boca por el momento.

-Bueno... ¿Listas? Ahora.

Para dar comienzo al ejercicio, Johan agachó la cabeza para que la muchacha entendiera que era el momento de comenzar.

Alain seguía sentado con la pequeña niña en brazos. La observaba fijamente, aunque con la mirada ausente y los ojos a media asta. Los párpados de la pequeña comenzaron a alivianarse, abriéndose lentamente y adormilados. La luz caía sobre ellos, reflejando un hermoso caleidoscopio. Brillantes e hipnóticos, sus ojos eran de un celeste claro, iridiscentes bajo el reflector donde tomaban protagonismo las tonalidades rosadas y violáceas. Alain acarició su cabello, tan blanco como la nieve más pura y ella lo observó con sus gigantes ojos resplandecientes, pero carente de emoción.

-¿Dormiste bien, Lynn?
-Sí...-La pequeña se refregó un ojo con la mano.- Aún tengo sueño... ¿Me dejas dormir un poco más?
-Todo lo que quieras...
-Muchas gracias Lain...

La pequeña se volvió a acurrucar sobre el regazo de Alain y continuó durmiendo. Él continuó acariciando su cabello, mientras una lágrima brotó de uno de sus ojos. La lágrima cayó lenta y pesada, producto de sus emociones mezcladas, sin saber cómo haría para explicarle que ya no podrían volver a casa y a la vez aliviado de que ella se encontraba perfectamente bien. Tras su reciente reacción, había descartado sus peores pensamientos, ya que ella parecía no recordar la masacre reciente. Con suerte, podría camuflarlo temporalmente como un sueño. Sin embargo... ¿De qué manera le explicaría que ya no podrían volver a casa con mamá y papá? ¿O que ya no debían seguir protocolos inútiles, y que debían luchar por la supervivencia? ¿Cómo explicarle a una niña de 7 años que debía sentar cabeza y olvidarse de su niñez? 
Los ronquidos de Lynn sonaban cortos y suaves. La mirada de Alain hablaba por sí sola, hubiera dado todo por que ella no despertara jamás de tan apacible sueño.

Hubo movimiento en el pasillo. Johan se levantó del suelo y animó a las mujeres a hacer lo mismo, de a una y lentamente para que Mao se sintiera cómoda. Ella posó sus ojos rojos sobre él, quien la observó un momento y, apartando la mirada, le dio la mano en señal de trabajo terminado.
-Gracias de nuevo, somos afortunados de tener a alguien eficiente que pueda velar por el bienestar general-Y dicho esto, intentó esbozar una sonrisa pero no lo logró.
-Es... Es mi trabajo-Se llevó la mano a la nuca, y empujó su sombrero hacia adelante sin quererlo, haciéndolo caer. Lo volvió a levantar rápidamente y con las manos temblorosas, hizo un ademán a la chica del cabello borravino para que se acercase a él. Luego de pensar un momento, volvió a hacer el gesto del espiral delante de su boca.
La chica asintió. Con voz mecánica y monótona prosiguió.

-Puedo hablar... Siempre pude...! No oigo hace un rato, no entiendo nada

Su voz sonaba desabrida, en contraste con su bonito rostro. El hombre volvió la vista a donde estaban sentados hace tan solo un momento y vio su saco en el suelo. Le hizo un ademán a la señorita para que espere y fue a buscarlo. Ella lo seguía con la mirada. volvió con él en la mano, sosteniéndolo del cuello para mantenerlo derecho y, como si se tratara de un mago, revisó sus bolsillos internos de manera que pudiera verlos claramente y sacó un utensilio. Con él le revisó un oído, luego el otro y guardó la pequeña herramienta en un bolsillo diferente de su abrigo, que colocó cómodamente sobre sus hombros como una capa. Hizo como si su cabeza cayera lentamente hacia un costado y la detuvo con la mano, fingiendo que ésta era el suelo. La señorita le dio la razón, asintiendo frenéticamente la cabeza y señalándolo felízmente.

-Tengo un chichón acá- Con un dedo señaló a un lado de la cabeza y, tocando el área especificada, sacó de su cabello algo de sangre coagulada que deshizo con sus dedos.-Caí mal, una piedra me golpeó.
Johan posó una mano sobre la otra y la señaló, como habiendo encontrado la causa.
-¿Es grave? 
El hombre negó con la cabeza. La señorita sonrió aliviada y suspiró, como habiendo soltado algo pesado.

-¡Hey! ¡Disculpeme señor...!-Mao se acercaba con una mano a medio levantar y a paso tranquilo
-Crapoulette Johan para servirla madmoiselle-Con una mano en el corazón se inclinó para saludar.
-Señor Crapoulette... ¿Cree usted que es conveniente comenzar a moverse? Los rayos del sol parecen debilitarse
-El hombre se dio media vuelta para observar en lo alto una filtración de luz que, efectivamente, se notaba más anaranjada.-Pues... Opino lo mismo que usted. Sin embargo, ¿Hacia dónde nos moveremos?
-Tenemos dos opciones, naturalmente. Izquierda o derecha. Si pides mi opinión... Creo que deberíamos movernos hacia la izquierda. Los zeppelin apuntaban en esa dirección, y dudo mucho que se hayan movido en línea recta.
-En ese caso me parece una buena idea

Leoni se acercó con paso inseguro hacia ellos y, notando que habían terminado de hablar, pidió la palabra

-Disculpen, Gaia y yo estamos hambrientos, y nos preguntábamos si podríamos salir a explorar en busca de algunos restos de lo que sea, considerando que no se han escuchado sonidos hace un buen rato

Johan y Mao se miraron, no habían pensado en eso. Había tantas cosas en las que pensar que olvidaron la importancia de los suministros... O tal vez priorizaron otros aspectos antes que la alimentación. Mao se dirigió a una pila de escombros y comenzó a apilar trozos de pavimento debajo de una grieta, de forma ascendente. Al poco tiempo, Melpómene, Johan y la chica del cabello borravino hicieron lo mismo, siendo esta última quien realizó la tarea con más facilidad.

-Gracias gente-Dijo agitadamente Mao, y se dispuso a trepar por entre las rocas
-¡E-Espera un momento! Estem... Por favor...
-Mao se detuvo en seco y miró por encima de su hombro- Qué pasa, por el amor de--
-Sí.. Yo, eh... ¡Déjame echar un vistazo a mí, por favor!
-¿Cuál es la diferencia?-Chasqueó la lengua con molestia
-En el caso que sea peligroso, el grupo te necesita, Mao... Yo no he hecho nada hasta ahora
-¡Tiene razón!

Todos miraron casi a la vez a quien había dicho esto último. Un hombre de cabello fucsia, rastas, barba desalineada y pequeños anteojos redondos que se encontraba recostado contra la pared respirando como si fuera un desafío para él. Un escudo de armas seguía impreso en su frente.
Johan se acercó a él con curiosidad, y lo rodeó como si fuera un objeto muy raro. Con bastón en una mano y la otra enrulándose el bigote, lo observó sonriente y con malicia.

-¿Qué te pasa? No me gusta que me mires así. Una fotografía dura más.
-Johan formó un rectángulo con ambas manos y movió uno de sus dedos mientras decía-Click Click
-¿Qué hacés?
-Te saco fotos, pa' la posteridad. Click click
-No era para que lo tomes literal...
El señor Crapoulette, con su bastón golpeó las piernas del otro sujeto. Sus alaridos hicieron eco en los pasillos metálicos.-Click Click-Hizo un ademán de sacar una grabadora del bolsillo-Para la posteridad, esta es la imagen de un hombre que no reconoce su posición. ¡Pero qué interesante!-Luego, volvió a su voz seria de siempre-Yo creo que no tienes nada que opinar. Por lo menos ella sabe que no colabora y quiere cambiar eso. Tu por el momento no puedes ni pararte sobre tus patas traseras.

Mao se cubrió la boca con asombro, mientras Johan volvía a su lado con aire triunfante. Sin embargo, la arquitecta se apartó de él para ir al lado de la otra señorita.

-¿Segura que quieres hacer esto?
-Sí-En su voz se notaba determinación, un poco diferente que antes-Mi única habilidad es dibujar... No es nada útil. Tu pones orden, Melpómene nos da contención, Alain es muy inteligente y Leoni es la voz de la mayoría... La chica de allá tiene bastante fuerza y Johan es bueno tratando a la gente. Quisiera ser útil en algo, permítemelo por favor.
Mao no podía simplemente negarselo, la muchacha tenía un punto. Asintió con la cabeza y le dio un par de palmadas en la espalda para animarla-Estoy segura de que tienes un gran potencial
-Yo no, pero te lo agradezco mucho.

Y así la muchacha trepó por los escombros de asfalto con torpeza pero sin mirar hacia abajo. Uno por uno se fueron acercando a la grieta para observarla partir con temor a que no regresara, mientras cuidaban de estar alertas ante cualquier traspiés y la caida de alguna piedra. De a poco se fue acercando a la superficie, hasta que con su cuerpo llegó a bloquear la luz de la misma, indicando que había llegado lo suficientemente alto como para escabullirse por ahí. Se puso de puntas de pie para tocar el suelo con las palmas de las manos y, dando un salto, salió por el agujero. Desde abajo espectaban tensos su salida de la precaria protección, viéndola tan vulnerable que ya casi la daban por muerta. 
Arriba, en la superficie, el viento le daba en la cara y el polvo le lastimaba los ojos. Se puso de pie con el pelo en la cara para aminorar el impacto y sacó de su pequeño morral de cuero unas antiparras y, en su lugar, guardó sus gruesos anteojos. Echó un vistazo por primera vez al panorama y sus piernas perdieron la fuerza gradualmente hasta que no pudieron sostenerla más, y la tiraron al suelo.

-Pero qué demonios...

Parpadeó incontables veces, incrédula, su boca abierta de par en par y sus manos sosteniendo el resto de su cuerpo.

-Van a matarme cuando vuelva a bajar, lo presiento...

Capítulo 4: Losing my smile after adversity

miércoles, 18 de noviembre de 2015

Un capricho de 7 meses

Tanto tiempo... Tal vez empiece cada entrada con la misma frase

Meses... Tantos meses durante los cuales no he publicado nada nuevo. Lo lamento si es que alguien está siguiendo... Lo que sea que sea esto. Hasta el día de hoy, no he recuperado mi notebook, herramienta indispensable no solo para actualizar el blog, sinó para tener mi propio espacio sin restricciones o culpas. Debido a un accidente del cual no tengo idea de por qué ocurrió y es ajeno a mi persona, he mandado a arreglar la pantalla de la misma mas no se consiguen repuestos del mismo modelo y durante todo ese tiempo no he querido actualizar esta página. 

¿La razón? No me sentía cómoda desde otro dispositivo. ¿Por qué? En primer lugar, me incomodaba robar tiempo a otra persona de usar la computadora de escritorio mientras me sentaba a escribir; en segundo, entendía que no es lo más emocionante del mundo ver escribir a alguien; en tercero, me avergonzaba escribir y dar rienda suelta a mi retorcida imaginación con alguien expectando todos mis movimientos y, en cuarto, no me acostumbraba a utilizar otro teclado que no fuera el mío.
Esto último puede sonar extraño, pero acostumbrada a mi propio teclado, una vez que me acomodaba a escribir cuando me encontraba sola, me era tremendamente incómodo la sensación del teclado de la PC de escritorio; lo sentía demasiado duro y en lugar de solamente escribir, pensaba en que hacía mucho ruido, entorpecía mi manera de escribir (Debido a faltas ortográficas, teclas que no escribían o lo hacían por duplicado, y la falta de agilidad al hacerlo). Al cambiar el teclado (Debido a problemas técnicos del anterior), me pareció que el nuevo teclado era demasiado blando (Nada me venía bien). Sin embargo ¡Aquí estoy! No me he acostumbrado totalmente al nuevo teclado, pero al usar con cierta frecuencia esta PC (E inevitablemente, su blando teclado del demonio) podría decirse que lo he dominado un poco. Sigo inconforme con él, pero aceptarlo sacia mis deseos de escribir de nuevo. 

Estaré retomando mis actividades aquí en breve... Por el momento, estoy haciendo notas sin publicarlas que me ayudarán en la continuación de Chaotic LandScape. Y con la continuación de esa historia, se me ocurren varias otras más para continuar, y por lo tanto, estoy haciendo anotaciones de cualquier detalle que se me ocurra para no olvidar material.
He vuelto al blog, aunque no parezca. Estoy deseando terminar esta fase para traerles algo nuevo. ¡Con seguridad estaré libre para escribir a fin de este mes! Con el cierre del último trimestre de mi último año de secundaria estoy algo atareada con evaluaciones y salidas, pero como ya no puedo posponer más mis ansias de escribir, volveré aquí como atraída magnéticamente.

Gracias por estar, a aquellos que están. Por momentos siento que estoy sola, hablándole a un público imaginario, pero tengo la esperanza de que aunque hoy nadie me responda, en un futuro algún visitante lea esto y note lo felíz que me hace este blog (A pesar de los mambos) y poder compartir lo que se encuentra en mi cabeza, mi vida, mis situaciones, los logros, y universos paralelos que se encuentran en ella. Realmente me gustaría mucho que quienes pasen por aquí disfruten su estadía.
A aquellos que están y a aquellos que no están también, les mando un abrazo imaginario con campera de corderito.

PD: Estoy trabajando en la trama de una situación que podría llegar a desarrollarse en un "Futuro lejano" de Chaotic LandScape, por lo tanto, estoy ansiosa de que ese momento llegue, y es probable que se me ocurran mil ideas para llegar a esa situación.



viernes, 3 de julio de 2015

Jornadas del manga y Anime, Junio 2014

Encontré este video del año pasado! Se trata de un evento realizado en el Jardín Japonés de Palermo, en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. "Jornadas del Manga y Anime" era su nombre, y tuvo lugar durante los días 21 y 22 de Junio de 2014. Este es un compilado realizado por Ponele Play sobre los cosplayers que asustieron al evento, que sorprendentemente fueron muchos a pesar del FRÍO que hacía!



Creo que últimamente estoy teniendo mucha suerte por aparecer aunque sea de colada en la esquina de un video de terceros, pero igualmente seguiré indicando dónde es que se ve siquiera algún mechon de mi pelo! 

Ok, esta vez no salí de colada, sinó que estuve junto con mis amigos, con los que hicimos un Team Hetaliano. Aparecimos un momento en el minuto 3:09 y volvimos a aparecer en el minuto 3:41!


Los miembros del Team son:

2P Rusia: Cliff Chillievich
Alemania: María Clara
Nyo!Alemania: Aru-Gott
America: Sophie Doynel
Inglaterra: Daiana Soledad
Italia: Viole Vasallo
Japón: Yuu Hara
Chibitalia: Holi, como andan (?

jueves, 25 de junio de 2015

Dicho de Abuelas: Poner la llave bajo la almohada

Estaba en casa, jugando con la tablet pegada a la estufa, cuando mi abuela se acerca y dice con un tono de voz risueño e interesante:

"¿Qué día es hoy? ¿23? El 24 es el día de San Bautista, si pones una llave bajo la almohada te dice el nombre de tu futuro marido..." 

Me quedé observándola con confusión, pero notando que aún le faltaba hablar no le pregunté nada, y seguí esperando el resto de la anécdota en silencio.

"Vos seguro tenes un montón de llaves, ¿No? Poné una cuando te vallas a dormir, total a las doce de la noche ya es 24"

Efectivamente, coleccionar llaves es uno de mis hobbies pero ese no era el problema. Seguía sin creer en eso de que alguien me fuera a decir el nombre de la persona con quien me fuera a casar... Inclusive, pensé que nunca tendría la oportunidad de conocer a alguien especial debido a que mis sueños son a lo grande y no tendría la oportunidad. Aún así, viéndola tan entusiasmada pensé: ¿Por qué no intentarlo?" No perdía nada con ello. Le dije que lo intentaría, y eso la alegró. Habiendo terminado de jugar, tomé un libro de terror y lo llevé conmigo para leerlo hasta que me de sueño y, una vez medio adormilada, busqué la llave más bonita que tenía, la coloqué bajo la almohada y, aún escéptica pero lo suficientemente curiosa como para no quitarla, apagué la luz y dormí.

A la mañana siguiente me desperté MUY sorprendida. Seguía sin poder creerlo, pero había sucedido: Un nombre de hombre me fue revelado. En primer lugar pensé en sugestión, pero tuve que descartar la idea debido a que no conocía a absolutamente nadie con el nombre que me habían dado... Ni un solo personaje de series, anime, videojuegos... Nadie. Segundo pensé: "Si por algo se conoce  ese dicho por algo será..." En fin. Bajé la escalera y me encontré con mi abuela, y le pregunté si ella había soñado algo también, pero me respondió negativamente.

"No se que pasó... ¡Yo siempre sueño! De noche, a la siesta, pero ahora... Nada"

Pensé en que eso tal vez ocurrió porque como es mayor no se volvería a casar... y respondió que tal vez. Luego de eso le conté qué era lo que había soñado, que fue lo siguiente:

Me encontraba en un raro lugar, era infinito y de color violáceo y, en ese lugar, luego de mirar en todas direcciones pude ver una silueta sombría que era negro desde los pies y se volvía transparente a medida que se llegaba a la cabeza (Lo se, se parece un poco a las historias de Mayordomo Oscuro y Bittersweet Kokoro Ni que escribí... Raro, no?). 
Ese hombre se dirigió hacia mí y dijo: "Seguramente vos venis para lo mismo, ¿No?"
Tomándome por sorpresa su informalidad le respondí "Ehm sí, creo que sí"
Y sin demorar más, este hombre me contestó "Se llama Roderich Welts"
"Roderich... ¿Qué acaso ese no es un nombre Austríaco o algo así? ¿Dónde se supone que lo valla a encontrar?" Pregunté preocupada
"Ah, eso no te lo puedo decir" Me respondió desenfadadamente
"¡Pero no sé cómo se ve! ¡¿Cómo se supone que voy a identificarlo?!" Me desesperé
"Ah, eso tampoco te lo puedo decir" Volvió a contestarme sin inmutarse

En ese momento mi madre entró a mi habitación para despertarme, ya que ese mismo día coincidía con el cumpleaños de mi padre y debía arreglarme. Ni bien salió por la puerta volví a quedarme dormida. Esta vez si no me equivoco, creo haber soñado con su apariencia, ya que no había sacado la llave de abajo de mi almohada aún.

Corría por la calle hasta que un semáforo me obliga a esperar para cruzar. En ese momento, un chico al que identifiqué que tendría un par de años más que yo llamó mi atención. Su cabello era corto, lacio y negro, y sus ojos del mismo color; su look era formal, pero no completamente, llevaba una camisa blanca, una corbata oscura y un saco negro largo hasta las rodillas abierto; debía medir cerca de 1,72, su rostro era bonito, algo principesco, fresco y tranquilo.

En fin, eso fue todo, y hasta el día de hoy no deja de rondar por mi cabeza la duda sobre la veracidad de este dicho. Como plus deberé agregar que mi más grande sueño es ser astronauta, y para ello un requisito es tener ciudadanía estadounidense para entrar en la NASA. Por este motivo, tengo como objetivo vivir en Estados Unidos y estudiar allí. ¿Por qué les estoy contando esto? Porque leí por ahí que Roderich es un nombre bastante popular en ese país. Qué extraño, ¿No? 



sábado, 13 de junio de 2015

Buenos Aires Celebra: Polonia 2015

El domingo 7 de Junio se realizó la celebración de la colectividad Polaca en Argentina! Colegios de diferentes provincias del país se reunieron en Avenida de Mayo (Junto al Cabildo) para enseñarnos sobre sus raíces polacas con bailes, comidas típicas, objetos traídos de su país y un poco de historia sobre el escenario. 



En lo personal, me pareció sumamente divertido solamente verlos! Me hubiera encantado saber bailar para sumarme al festejo junto a los espectadores que conocían un poco más :)

En el minuto 5:15 me encontré sacando una foto, eso no me lo esperaba!

lunes, 25 de mayo de 2015

Zombie Walk Argentina 2013

Esto debería ser considerado uno de mis más grandes logros en la vida, pegué un grito cuando lo vi por primera vez :'D

ZOMBIE WALK ARGENTINA
*** Se viene la ZOMBIE WALK ARGENTINA 2014 ***ATENCIÓN ** MODIFICA FECHA DEL EVENTO **Domingo 16 de Noviembre 10hs - Plaza San Martin (Retiro - Bs As)Organizado por Reynaldo Rataplin y El NoteroZombie¿Qué es Zombie Walk?Zombie Walk es una “PACIFESTACIÓN” (Reunión pública, festiva y pacífica). Fomentamos el despertar de la conciencia social, la evolución hacia una sociedad mejor. Alentamos a que los participantes de la Zombie Walk se involucren en el cambio y colaboren con la donación de un alimento no perecedero para aquellos que lo necesitan.A medio camino entre la perfomance, el teatro de calle, los efectos especiales, la fotografía, la acción espontánea o la grabación de una película de terror, la Zombie Walk convoca a amantes del cine y películas clase B o a simples ciudadanos deseosos de participar en un nuevo modo de “hacerse” de la gran ciudad para subvertir, criticar o simplemente reflexionar sobre la sociedad en la que hoy vivimos. El arte se manifiesta en todos y cada uno de los participantes.Todos somos zombies.www.zombiewalk.com.ar
Posted by Diego Bernardez on Martes, 12 de agosto de 2014
Mis más sinceros agradecimientos a Diego Bernardez y a la producción de Zombie Walk Argentina.
GENIOS DE LA VIDA 
Teacup Heart