-Bonito día, eh?
¿Por qué me decía eso, realmente? Para que no sea un día tan pesado, quizás, porque hacía un calor infernal, de esos que adormecen y solo tienes ganas de acurrucarte bajo la sombra de un fresno. Para colmo, en días como este los metales quemaban bajo el sol, y no podías tocarlos incluso con guantes mojados con agua fría. Siempre tuve la costumbre de ver a mi hermano trabajar bajo el rayo del Sol, llevándole baldes y haciéndole apoyo moral mientras trabajaba. Está en mis recuerdos llevar un balde de la mitad de mi tamaño mientras él maldecía a los cielos ese trabajo que tenía mientras se acomodaba los tiradores que sostenían su pantalón, y yo limpiaba su frente de manera inquieta porque me divertía ver la forma en que mi faldita flotaba de lo pomposa que era, al igual que mis enruladas colitas que rebotaban con cada saltito. El día acababa con la puesta de Sol. A pesar de todo el cansancio que acarreaba estar agachado gran cantidad del día recogiendo chatarra del desguace, mi hermano me agradecía la compañía llevándome en su espalda hasta la carreta tirada por caballos de metal, herencia que fue pasando de generación en generación en nuestra familia. Por el camino había muchos baches, pero siempre encontrábamos algo de qué reirnos. Cuenta regresiva y "¡Epa!" saltar un bache. Si nos olvidábamos las palabras terminaban cortadas por uno, y era gracioso al escuchar.
Desde que tengo memoria que mi hermano hace de mamá y papá, por eso siempre quise hacer algo para ayudarlo. Aprendí muchas cosas y de eso estoy orgullosa. Juntos mantenemos nuestro pequeño emprendimiento con la chatarra que recogemos del desguace, yo hago los planos de nuestras creaciones y él las moldea en hermosas artesanías que vendemos en la ciudad. Se que a no muchas personas les atrae lo que hacemos, pero para mí es lo mejor que existe. No puedo hacer funcionar los aparatos como lo hace mi hermano, él crea artilugios únicos, juguetes a cuerda, relojes mecánicos, adornos que se mueven cada cierto tiempo y objetos estáticos que por momentos parecen desafiar la gravedad. Lo intenté una vez pero creo que simplemente no tengo mano para eso. El dibujo y sombreado me va mejor. Ya es típico verlo con sus guantes, las antiparras de aviador y el soplete no muy lejos de él.
-¡Voy a ser la mejor! ¡Empezaré desde abajo y algún día escalaré en el escalafón social para que todos me vean!
Esa era yo, unos años atrás. Siempre me lo repetía, pero nunca supe como hacerlo. Sólo me llenaba la cabeza con esa idea, pero seguía con el mismo sueño de toda niña, que es el de ser princesa, tener gente que me peinara y me dijera que estaba linda con el vestido que llevaba puesto. Mi madre siempre me decía "eres la princesa más hermosa de todas" mientras peinaba mi largo cabello y hacía unos ligeros bucles en la punta, que quedaban muy naturales. Ella era mi mundo, y yo lo era para ella. Siempre fue muy detallista y me hacía ver tan hermosa como una muñequita de porcelana. Mis grandes ojos celestes relucían con un inquieto destello, siempre llevaba una cintita roja atada en un moño sobre la cabeza y un bonito enterito rojo con pollera amplia y gran cantidad de tela debajo para que tenga mucho vuelo. Debajo siempre una camisa blanca con los brazos amplios y puños ajustados, medias blancas y guillerminas. Siempre fui una gran fan de las rosas rojas, de hecho, en mi casa solo había un pequeño arbusto con rosas, pero era mi más preciado tesoro. Me encargaba de que nunca les falte el agua, les hablaba, me sentaba junto a ellas en el silencioso terreno y hasta les cantaba. Aún conservo mi cuaderno de notas con las primeras canciones que escribí para ellas. Hoy en día ese arbusto creció mucho y es una gran enredadera que trepa hacia la ventana de mi cuarto. Realmente lo amo, fue por ese pequeño arbusto que descubrí mi gran pasión: El canto.
Aunque fuera inconcientemente, de pequeña tenía talento! Muchas de las primeras frases de ese cuaderno fueron recicladas y son parte de mis nuevas canciones, que ya sea para un público reducido, en fiestas, eventos públicos o en un escenario al anotarme en un concurso de poca importancia, tengo la oportunidad de cantar frente a la gente, viendo sus caras de emoción al hacer una nota alta y eso me pone muy orgullosa.
No se si me va tan bien como quisiera pero la música ya es para mí un estilo de vida. Espero siga así por mucho tiempo más y lograr aquello que tanto anhelo...
-¡¡¡DEMONIOS!!! ¡¿Por qué la gente es TAN poco agradecida?! ¡Deberían adorarme por todo lo que hago por ellos, lacras inmundas!
Todos los putos días era lo mismo. Tenía el peor trabajo del mundo, pero lo acepté con sólo saber que tras dominarlo, tendría la ciudad entera cuando se me diera la oportunidad. Me considero una arqueóloga con mucho potencial, me apasiona leer libros sobre el tema, visitar ruinas y ver películas sobre arqueología, ciudades perdidas y maldiciones que nadie sabe si son verdad o ficción. Me aprendí los principios arquitectónicos solamente para solicitar este trabajo y, si estaba bien hecho, ganarme un gran sustento económico en este mundo donde el poder adquisitivo es tan importante. Después de TODO el trabajo que hago día a día, si es que días se los pueden llamar en los túneles subterráneos que a medida pasa el tiempo voy finalizando, dejándolos como segundas calles bajo la tierra, alumbrándolos, limpiándolos, trazando las rutas y por sobretodo pasadizos, los de arriba siguen haciéndome el trabajo difícil. Piensan que el hecho de que no se vea no existe. Siempre abriendo alcantarillas y arrojando su inmunda basura. Nunca falta el que cuando nadie lo ve, "agua va" y al fondo. Ya no hay nada que no haya visto, nada que no haya recogido aquí y ningún lugar de la ciudad que me falte recorrer. Ya no le tengo asco a nada, y ya todo me da lo mismo. ¿Por qué sigo haciendo esto? Para llegar a la cumbre se empieza por lo más bajo. Se escala, se escala, casi sin que el resto se de cuenta, y en un momento clave se ataca. Cuando quieran saber qué les ocurrió en sus miserables vidas, yo estaré en la cima de esta monarquía. Apenas me alcanza el dinero para pagar los impuestos y comer, pero me regocija el pensar que ni el propio dueño de la ciudad la conoce tanto como yo. Siento que soy la elegida. Siento que el rey no lo es, y que estoy yo para llevar a este territorio a lo que en los libros se llama "época dorada". La gente está corrompida, sus mentes no sirven y hay que moldearlas de nuevo. Puedo lograrlo, con un poco de mano firme, que es lo que falta a este lugar. Sí... yo podría---
Un ensordecedor sonido se acercaba con el viento del Este. La gente intentaba ignorarlo, hasta que se volvió imposible realizar cualquier acción con él sonando. En muy poco tiempo, toda la gente de la ciudad se encontró reunida en un punto. Miraban hacia arriba, sorprendidos, gente que trabajaba en edificios observaban detenidamente por la ventana, otros bajaban a la calle a mirar. Los niños tomaban de la mano a sus padres, bebés lloraban, mujeres miraban con gran estupor el cielo que se nublaba de la nada, boquiabiertas y tan desesperadas que la lágrimas les caían a grandes chorros, pero no podían moverse de su lugar. Llegado determinado momento, nadie parecía poder despegar los pies del suelo. El cielo se volvió negro, el Sol fue tapado por cinco o seis dirigibles que podría decirse que estaban conectados entre sí con ondas estáticas que cada algunos segundos se dejaban ver entre las nubes negras. Como si los hubieran convocado a todas las ratas por un sonido de flauta, todos los habitantes de la cuidad estaban reunidos debajo de ellos.
-¡¡¡Pero qué---!!!
Una joven salió de las asquerosas alcantarillas, ojeó detenidamente la escena y aunque costó, logró mantener su atención alejada de los dirigibles, que parecía haber encantado a la población como si de marionetas se tratara.
-Pero qué demonios--- ¡QUÉ HACEN TODOS AHÍ PARADOS, CORRAN! ¡¡¡HAGAN ALGO IMBÉCILES!!!
Nadie parecía estar prestando atención... La joven salió de su repugnante lugar y se puso a vociferar en frente de la multitud. Con mucho enojo, perdió la poca paciencia que tenía y le dio una bofetada a uno de los espectadores de este acto, que pareció volver en sí por un momento. Sorprendida por esto (no menos que el muchacho que acababa de golpear), comenzaron a vociferar en la multitud. Los más jóvenes parecían reaccionar ante esto, pero sus mentes estaban perdidas, como si les hubieran borrado la memoria. Sus ojos estaban perdidos, no reflejaban emoción alguna y algunos hasta babeaban con la boca abierta, goteando el piso y lanzando graznidos indescifrables.
Los dirigibles parecían abrir un compartimento debajo de ellos, y al descubierto quedaron cohetes gigantes de color blanco y rojo apuntando hacia abajo, se escucharon tonos de cuenta regresiva, lo que alarmó aún más a los jóvenes que por fin habían vuelto en sí.
10...
-¡VAMOS, VAMOS! ¡NO ENTIENDO QUÉ PASA ACÁ PERO SE QUE NO ES NADA BUENO!
9...
-¡Maldita sea! No hay escapatoria... ¡No tiene sentido que hagamos esto...!
8...
-¡NADIE PUEDE DISCUTIRME CUANDO SE TRATA DE ESCAPAR! ¡CONOZCO ESTA CIUDAD COMO LA PALMA DE MI MANO!
7...
-¡¿Qué propones que hagamos?!
6...
-¡LLÉVALOS A TODOS ALLÍ! ¡A LAS ALCANTARILLAS!
5...
Entre los dos tironeaban a la mayor cantidad de jóvenes que pudieron con todas sus fuerzas, pero parecían no poder hacer nada más aparte de mantenerse parados sobre sus piernas y avanzar torpemente.
Entre los dos tironeaban a la mayor cantidad de jóvenes que pudieron con todas sus fuerzas, pero parecían no poder hacer nada más aparte de mantenerse parados sobre sus piernas y avanzar torpemente.
4...
El muchacho bajó la escalera e iba sosteniendo a cada persona que se caía al intentar bajarla
El muchacho bajó la escalera e iba sosteniendo a cada persona que se caía al intentar bajarla
3...
La alcantarilla se cerró con todos los que pudieron salvar, ya era muy tarde para acarrear más gente
La alcantarilla se cerró con todos los que pudieron salvar, ya era muy tarde para acarrear más gente
2...
-¡CORRAN LO MÁS LEJOS QUE PUEDAN, Y CUANDO LES DIGA CUERPO A TIERRA!
Algunos parecieron reaccionar, otros tuvieron que ser empujados por los demás que parecían procesar de a poco las indicaciones simples
1...
-Mi hermano... ¡¿DÓNDE ESTÁ MI HERMANO?!
-¡¡¡CÚBRANSE!!!
Todos se tiraron la piso, ya sea por instinto de supervivencia o por lo que fuere. Las rocas volaban peligrosamente sobre ellos a una velocidad terrorífica, tan cerca de sus cuerpos que sentían el viento a travéz de la tela de su ropa. Los escombros volaron por doquier, una lluvia de pequeñas rocas cayendo como meteoritos taparon los cuerpos de los más desafortunados, quienes gritaban desaforadamente por ayuda, callados tal vez por el peso sobre ellos o polvo dentro de sus bocas. Se escuchó otra inmensa explosión, el piso se desplomaba y caía por las alcantarillas que tanto había costado construir. Se veían caer cadáveres del cielo, pedazos de cuerpos incendiados, brazos, torsos, caían en el agua y flotaban en la corriente que iba rumbo al Oeste. El olor a carne quemada era nauseabundo, mezclado con el de las alcantarillas húmedas y mohosas. Todos se escondieron de los dirigibles entre las sombras, la explosión había despabilado a aquellos de mente más lenta y por si fuera poco, estaba el shock de ver a la gente de toda la vida destrozada en pedazos, flotando en un río negro, frío, recorriendo irreconocibles el camino de los deshechos humanos más desagradables. Los globos flotantes se dirigían en varias direcciones. ¿Por qué motivo hacían esto? Una sola mujer se levantó del suelo y continuó caminando por entre las sombras, lo más alejada de la débil luz que provenía del dia que se había vuelto la noche más larga de sus vidas. Los atormentaba un sonido a lo lejos, uno parecido al reciente. Bombardeos. Escuchaban nerviosamente los bombardeos.
Esta cuidad... ya no aguantaría mucho más.
-Tenemos que escapar, tenemos que sobrevivir, tenemos que... Encontrar al responsable de todo esto.
Se dio media vuelta para corroborar que escuchaban algo de lo que estaba diciendo, pero el paisaje caótico que se encontró la enmudeció. Se obligó a moverse, analizando qué debía hacer de inmediato... Aunque desde su perspectiva, todo debía hacerse a la vez. Recordó un grito ahogado durante la lluvia de piedras y concentró su atención en una pila de escombros bañados en la débil luz que comenzaba a aclarar, como un terrorífico y silencioso amanecer; Si la población de aves no pereció junto con las personas, su instinto las había salvado para alojarlas a cielo abierto a kilómetros de distancia del lugar actual. Se apresuró a quitar las piedras más superficiales y teniendo cuidado de que no se desmoronen las superiores, fue haciéndolas a un lado. Un mechón de pelo se asomó entre una de las piedras, alarmándola aún más y haciéndola doblar la velocidad. Pudo descubrir la cabeza, mas el hombre seguía inconsciente y sin reaccionar, como si no respirara.
Un suspiro... La fuerza que abandonaba su cuerpo... La cabeza gacha.
-Pensé que podía evitar que pasara esto si lo traía aquí abajo... Qué lástima. Bueno... Podría tal vez darle un poco más de honor al cuerpo, ¿Tal vez?
Miró por encima de su hombro, y pudo ver unos vagos y torpes movimientos de parte de algunas personas. Si ellos podían moverse, entonces no estaban tan mal como para necesitar una mano más para hacerlo; y con eso en mente, retomó su actividad despejando las piedras.
Al cabo de unos minutos logró hacer un agujero por el cual arrastrar el cuerpo sin que las piedras superiores se derrumbaran. Había tenido la precaución de hacer una base a los costados para que las piedras de arriba se apoyaran sobre las de abajo como para no caer.
-Qué buen momento para saber sobre construcción... -Un largo suspiro fue desinflando su pecho- Demonios...
Se apartó el flequillo de la cara y se secó la frente con un pañuelo que sacó del bolsillo delantero de su enterito caoba y tomó al sujeto por las axilas y lo arrastró fuera de la pila de escombros para recostarlo a lo largo y boca arriba a un costado de la pared. Sus pies apuntaban en direcciones imposibles, algo doloroso y difícil de ver sin arrugar en entrecejo de la impresión.
Terminada esta tarea, fue a ver si alguien necesitaba algún tipo de ayuda. Una señorita se levantó en ese momento, caminando con algo de dificultad.
-¿Estás bien?-Preguntó con interés la arquitecta
-¿Estás bien?-Preguntó con interés la arquitecta
-¿Eh? ¡Ah, sí, por supuesto!-La señorita se rió nerviosamente mientras agregaba-Sólo me doblé el tobillo... No es nada. Bueno, si pero.. NADA EN COMPARACIÓN. Ahora sí.
-Eh... Bueno.
Ambas se dieron vuelta a la vez al escuchar un sonido de tela arrastrándose en el piso en la dirección en que Mao había dejado el cuerpo inconsciente del hombre. Seguía inmóvil, pero uno de sus brazos estaba en otro lugar. Con los ojos abiertos como platos, la arquitecta miró a la jovencita y le hizo una seña para moverse hacia él.
-¿Podrías ayudarme por aquí?
La joven se apresuró para apoyar su cabeza sobre el pecho del hombre y Mao le tomó el pulso tomando una de sus muñecas.
-¡Hey, tiene pulso!
-Recién no tenía.-Dijo enojada y aliviada a la vez y se apresuró a dar vuelta al sujeto para ponerlo boca abajo.-PERDÓN DE ANTEMANO-Y le dio varios golpes en la espalda alta hasta que el sujeto tosió con fuerza.
-¡Bien!
En ese momento la arquitecta dio un salto hacia atrás para volver a incorporarse, y se quedó inmóvil mientras lo observaba dura como una piedra. El sujeto volvió a moverse. La arquitecta dio otro salto hacia atrás como un gato asustado y se dio media vuelta para tapar su rostro. Su respiración se aceleraba y los latidos de su corazón se aceleraban. ¡¿Qué estaba ocurriéndole?!
-Eh... Bueno.
Ambas se dieron vuelta a la vez al escuchar un sonido de tela arrastrándose en el piso en la dirección en que Mao había dejado el cuerpo inconsciente del hombre. Seguía inmóvil, pero uno de sus brazos estaba en otro lugar. Con los ojos abiertos como platos, la arquitecta miró a la jovencita y le hizo una seña para moverse hacia él.
-¿Podrías ayudarme por aquí?
La joven se apresuró para apoyar su cabeza sobre el pecho del hombre y Mao le tomó el pulso tomando una de sus muñecas.
-¡Hey, tiene pulso!
-Recién no tenía.-Dijo enojada y aliviada a la vez y se apresuró a dar vuelta al sujeto para ponerlo boca abajo.-PERDÓN DE ANTEMANO-Y le dio varios golpes en la espalda alta hasta que el sujeto tosió con fuerza.
-¡Bien!
En ese momento la arquitecta dio un salto hacia atrás para volver a incorporarse, y se quedó inmóvil mientras lo observaba dura como una piedra. El sujeto volvió a moverse. La arquitecta dio otro salto hacia atrás como un gato asustado y se dio media vuelta para tapar su rostro. Su respiración se aceleraba y los latidos de su corazón se aceleraban. ¡¿Qué estaba ocurriéndole?!

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