¡¿Qué fue lo que dijo?!
-¿Qué ocurre?- La tomó de los hombros y separó únicamente la mirada de su cuello, los centímetros entre ellos seguían escaceando- Tus ojos... no encuentro una razón por la cual deban reflejar tal terror. Ah... ¿Es que sigues pensando que estás en peligro? Yo soy un caballero, no me dejo llevar por mis instintos como el resto de mis hermanos... no tienes por qué temerme. ¿No fue suficiente para tí haber besado tus heridas? Kanato ya te hubiera mordido ¿O estás en desacuerdo con esta afirmación?
Eliu negó con la cabeza, aún muda por el pánico que significaba encontrarse sola con un vampiro. Dicen que la calma viene antes de la tormenta, ¿Será él un ejemplo en persona? No quería averiguarlo... aún si lo hiciera no serviría de nada. La puerta se abrió por si sola la primera vez... no... los vampiros tienen una velocidad sobrehumana. Pensando esto, las probabilidades de escapar en el momento que sea se reducen a.... cero. "Ya estoy aquí, y no sé que pasará conmigo", no había otra cosa que se le venga a la mente. Solo se conoce el hecho de que terminado el proyecto escolar nos verán como una cena que con toda seguridad se disputarán entre todos para ver quién se lleva la mejor parte.
-¿En qué piensas exactamente? Tu rostro no ha cambiado durante estos últimos dos minutos...
-¿Eh? Yo... no, nada en especial, estoy un poco confu---
Reiji no dejó que continuara, posó su dedo índice sobre sus labios y volvió a acercarse a ella, y con la otra mano sostenía su cadera. Comenzó a susurrar en su oído... su voz era clara y segura...
-Se perfectamente en qué estás pensando, las humanas son muy fácilmente predecibles que no se te olvide... lo que acabo de hacer puede ser considerado como una falta de educación, pero considero una falta peor el que mienta una mujer. -Reiji se separa y toma la maleta de Eliu - Déjame llevarla, te veo muy tensa, es mejor que te muestre tu nueva habitación y te relajes un poco. Pasa por aquí- La guiaba con la mano que había posado sobre ella y suavemente la empuja con gran delicadeza
-S-Sí... -Se animó a decir... susurro sólo audible para los desarrollados oídos de un vampiro, pero inperceptible para un ser humano.
Siguió a Reiji, quien se detuvo frente a una puerta de un color diferente a las demás. Dio una vuelta de llave y la abrió, haciendo un gesto para que pase como si fuera un mayordomo, con una dulce sonrisa en su rostro y una reverencia. Al volver a enderezarse, se acomodó los lentes con el dedo índice.
Al caminar dentro de la habitción, no pudo evitar soltar una sonora admiración. Era verdaderamente hermosa. La alfombra era color crema, las cortinas blancas con bordes rojos, la cama le daba ese toque antiguo a la habitación, la cabecera era de metal negro que simulaba las formas de una rosa, las paredes eran rojas, por lo cual uno ve una rosa roja en ese lugar... el colchón era amplio, podrían caber tres personas allí, todo hacía juego, era muy sofisticado, y estaba perfumado con un aroma tan familiar... Esto es exactamente lo que siempre habría querido.
-Dejaré esto por aquí, veo que te ha gustado mucho esta habitación
-¡Es ideal! ¡Todo es hermoso! Hasta este aroma... no se que es pero está en cada rincón, en cierta forma me da nostalgia... ¿Cuál se supone que es?
-Ya tengo mi olfato acostumbrado a este aroma, pero el que tu lo conozcas me hace apreciarlo de una nueva forma. ¿Te da nostalgia pero no lo conoces? Esto se vuelve interesante...
-"¿Qué significa esto? Nunca he olido nada parecido, pero produce en mí un efecto tan placentero... me recuerda a una vida que siempre quise tener, tan llena de paz... me veo sentada en el suelo, siento la briza fresca que me serena, me tranquiliza tanto que decido tomar una siesta... pero... no es el suelo donde recuesto mi cabeza, es calentito, es cómodo y me conforta, siento unas delicadas manos que acarician mi cabello, son manos de mujer... ¿Quién es? Es tan pálida, es--"
-¿Te gusta?
La voz de Reiji la volvió a la realidad como una patada en la nuca. Esta sosteniendo un vestido blanco con encaje, y la pollera tenía muchos pequeños bolados que recordaban al capullo de una flor que comenzaba a abrirse.
-Lo he escogido pensansando en una mujer inocente, el blanco es el color de la pureza, y la flor hace referencia a la delicadeza femenina...
-Es muy bonito pero... ¿Seguro es para mí? -Bromeaba mientras tomaba el vestido de las manos de Reiji y se lo probaba por encima-
-Espero no estés insinuando que mi intuición está errada.
-Para nada, veré como me queda, con permiso...
-No tienes por qué pedirlo, estás en tu habitación
-Sí pero...-Miraba a Reiji con un gesto incómodo y luego a la puerta.
-¿Pero qué? ¿Es que quieres darme órdenes? No es ese el comportamiento de una recién llegada
-¡No quiero cambiarme si estás acá presente!
-Ese vestido es muy especial, y quiero asegurarme que te quede bien
-Puedo hacerlo yo sola...
-Solo CÁMBIATE.
Reiji le dió un golpe a la pared tan fuerte que terminó ajándola, el polvo del yeso caía por entre medio de las grietas recientemente hechas y ensuciaban la pálida mano del vampiro. No parecía estar lastimado. Una grieta se alzó más arriba a lo largo de un metro, cuando se detuvo, Reiji se sacudió un poco y se acercó a Eliu
-Me dejarás cambiarte, si es que no quieres hacerlo
Reiji tomó la remera de Eliu y comenzó a subirla
-Yo... yo me la quitaré- Se ponía de espaldas a él con la cara muy roja
Finalmente quedó en ropa interior y de espaldas a él. Se tapaba el pecho por instinto, pero Reiji no parecía reaccionar. Miró hacia atrás, se encontraba aún con el vestido en una mano mirándola fijamente. ¿Qué se supone que está pensando?
-¡Reiji!
No se inmutó, simplemente se acomodó los lentes y suspiró. Posó una de sus manos en su espalda y comenzó a recorrerla suavemente de arriba a abajo. Luego, con ambas manos a los costados de sus costillas, acariciaba su piel hasta su cintura
-Al parecer te quedará bien, pero esta cosa molesta
Reiji desabrochó el corpiño de eliu que cayó sobre la alfombra.
-¡¡¡Reiji qué--!!!
-Shh... no se supone que las damas levanten la voz de esa manera
La rodeó con sus brazos... uno a la vez. Ella se movía, pero él la sostenía para que quedara quieta. La sostenía... acercó su cara a una de sus orejas y susurró...
-Quédate quieta... no me hagas las cosas más difíciles de lo que son... ¿No entiendes cuando te hablo amablemente? ¿O prefieres que te lastime como el resto de mis hermanos? No son acciones propias de un caballero, y mucho menos de una señorita. Ya quédate quieta... no me obligues a hacerte cosas... que no quiero...
Lamió el dorso de su oreja, se saboreaba... era una parte muy suave y sensible, podía sentir cómo su cuerpo elevaba un poco su temperatura... soltó una risa dominante para sí mismo, levantó los brazos de la dama y finalmente...
-¡Ah...! Mis--
-¿Algún problema?
-¡Me duelen! ¡Me estás apretando muy fuerte!
-¿Es que nunca te lo han hecho? Usar corsette es algo común en las damas
-¡No en estos tiempos! ¡Nunca he usado uno!
-¿Nunca?
-Una vez en una fiesta... ¡Pero no uno para uso informal! ¡Y no tan ajustado!
Reiji comenzó a reirse un poco más fuerte que antes
-¡Es tan divertido escucharte hablar mientras te quito el aire!
Seguía tirando de las cuerdas del corsette, parecía un niño que se divierte matando hormigas con una lupa
-¡REIJI! YA PARA--- NO PUEDO---
-¡JAJAJAJA! VAMOS, ¡¿HASTA DONDE PUEDES AGUANTAR?!
-¡Basta! ya---
Reiji ata las cintas del corsette, y Eliu cae de rodillas al suelo. Se quedó inmóvil, con las palmas apolladas en la alfombra, la mirada gacha y tosiendo, intentando recuperar el aire que le faltaba, el que le habían robado.
-¿Vas a segur tirada en el suelo por mucho más tiempo?
Eliu no podía hablar, seguía más preocupada por volver a respirar. Hasta ese momento, el oxígeno nunca había sido algo tan importante.
-Vamos, levántate y termina de vestirte-Deja la parte inferior del vestido sobre la cama- Si hubiera querido matarte ya lo hubiera hecho, no hice más que aplicar la fuerza necesaria para colocarselo a una mujer Sakamaki
-"En ese caso podré suponer que son todas planas y con cintura chiquita -_-"-Pensaba para sus adentros, mientras intentaba reincorporarse-
-Te esperaré en el pasillo... mi principal preocupación ha sido apaciguada
-Gracias...-"Por no matarme" estaba a punto de decir, pero se detubo al saber que esa afirmación era muy estúpida.-
Finalmente se levanta del suelo tambaleándose. Intenta reacomodarse el corsette de manera que fuera más fácil respirar o siquiera torcer el torso, pero apenas pudo moverlo unos insignificantes centímetros de su lugar original. Pensó en aflojarse un poco las cintas, pero supo que era mala idea al imaginarse que Reiji se daría cuenta y las volvería ajustar. A decir verdad, era altamente probable si es que realmente había escogido un vestido de esas características para alguien que aún no había conocido.
Ya un poco más acostumbrada a su nueva prenda, se puso la parte inferior del vestido, el capullito blanco y rojo, se peinó para verse más formal, acorde con su vestido, y finalmente salió. Reiji la estaba esperando recostado contra la pared y con esa misma expresión seria pero que dejaba ver cierta satisfacción en sus ojos mientras veía llegar a su anfitriona tan bonita como una muñequita de porcelana.
-¿Vamos? - Incitó con voz cristalina y segura-.
El vampiro extendió su mano, mirando directamente a los brillantes ojos celestes de su nueva residente y la tomó cuidadosamente. Sus manos eran grandes y sus dedos largos, finos y fríos como los de un cadáver.
La escoltó por un pasillo estrecho y rodeado de puertas iguales, con un agradable aroma a madera barnizada.
Una luz blanca indicaba el final del corredor de tenues y cálidos candelabros, abriendo paso a una enorme sala de estar, donde el suelo recordaba a los tableros de ajedrez, la mesa se situaba en el medio, quizás como símbolo del primer paso del juego que consiste en dominar el centro.
Reiji finalmente soltó su mano para dar un doble aplauso, pero inmediatamente volvió a tomarla. De a poco se dejaba escuchar una suerte de sonidos de piano... mientras el caballero movía la silla de Eliu hacia atrás para que se sentara, el sonido se fue intensificando, hasta reconocer un Requiem.
-¿Mozart?- Preguntaba, buscando con la mirada los posibles altoparlantes por los cual salía la melodía-.
Reiji se sentó en su silla, enfrente de ella, el mayordomo reverenciaba a su amo después de dejar la vajilla y, a la vez que el té era servido, se acomodó nuevamente los lentes y afirmó
-Correcto.- Dejó una pausa, quizás de suspenso, antes de preguntar- ¿No es de su agrado?- A la vez que sorbía silenciosamente
-Al contrario -Seguía acomodándose su vestido con dificultad, quería impedir que se arrugue por demás- Me agrada... y me tranquiliza.
-Bien...-Suspiró a la vez que apoyaba la taza de té sobre el platito- No estaba muy seguro sobre los gustos de los humanos.
La palabra "humanos" sonaba muy vacía... quizás sea la falta de costumbre, el sentimiento que tenían hacia ellos o que Reiji no parecía verdaderamente un vampiro, sinó más bien un joven con las típicas aspiraciones a un futuro importante. No hubo tema de conversación relevante, apenas hubo un cruce de opiniones sobre lo que pasaba en el momento y los modales a la hora del té. Aprovechando uno de estos tips, al observar a Reiji llevándose la taza a la boca, supuso que sería el momento indicado para preguntar algo que no dejaba de darle vueltas en la cabeza. Dejó la taza sobre el platito y se acomodó en la silla como pudo.
-Reiji, hay algo que quiero preguntarte, porque no le encuentro el sentido.
-Dime
-¿Qué fue eso de hace un momento? Dijiste que no querías lastimarme, pero casi me ahogas
-Ya lo he aclarado antes, no usé más que la fuerza necesaria para colocar un corsette, solamente no estás acostumbrada
-¿Y los gritos? Estabas riéndote de mí...
-No te quedabas quieta, y tengo entendido que los humanos pueden llegar a congelarse cuando se asustan por demás. Habiendo hecho eso he comprobado la teoría.
-No era necesario llegar tan lejos
-El fin justifica los medios.
Esbozó una cara de reproche hacia él, pero no encontraba las palabras para contradecirlo, ya que en su mayoría tenía razón. Ambos acabaron de beber casi al mismo tiempo, dejando la blanca porcelana sobre la mesa. Las tazas quedaron vacías conservando aún el calor de la bebida. El mayordomo de la mansión vino a recoger la vajilla y, luego de una reverencia, atravezó el enorme salón hacia la cocina.
-Con permiso... -Se para de la silla, apoyando ambas palmas sobre el impecable mantel - te lo agradezco, iré a mi habitación ahora, me siento un poco cansada...
Reiji solo la observó, hizo un gesto de aceptación con la cabeza y paseó su brazo en el aire como diciendo "pasa por aquí".
La silla hizo un fuerte ruido que hizo eco por encima de la sonata que estaba inundando el salón. La mesa se movió violentamente y finalmente Eliu calló al suelo, se había enredado uno de sus zapatos con la pata de la silla y no pudo mantener el equilibrio, intentó agarrarse de la mesa pero el mantel se movió con la inercia de su caída, haciendo que callera sobre una de sus rodillas, y se raspara con una baldosa blanca.
Soltaba alaridos de dolor, maldecía por lo bajo lo torpe que siempre había sido, no fué un golpe muy fuerte, pero se asustó al ver el blanco cuadrilátero teñirse de rojo, y los ojos casi brillantes de su anfitrión, quien se acercaba y le extendía la mano.
-Te encuentras... bien? - Se peinaba el cabello hacia atrás con una mano, y con la otra la ayudaba a levantarse
-Sí... - Dijo tímidamente, no queriendo decir nada que pudiera poner en riesgo su vida
-Te... te lastimaste, siéntate ahí por favor- La guiaba hacia la silla que, a pesar que amagó caerse no lo hizo.
Eliu se sentó, estirando la pierna un poco para que no duela tanto. Reiji levantó su falda y observó la herida preocupado, pero no era esto lo que reflejaban sus ojos, más bien se le sentía un aura peligrosa, como al acercarte a un animal salvaje que no sabes si te atacará o simplemente te olfateará y se retirará. Ella, un poco tensa, se apresuró a preguntar
-¿No llamarás al mayordomo? Quizás traiga un botiquín...
-No será necesario.
Tal como temía, Reiji se acercó a su herida y delicadamente comenzó a lamerla. Limpiaba la sangre alrededor, su respiración se agitaba levemente... la sangre seguía saliendo y reiji seguía deteniéndola con la lengua.
-Esta sangre es... deliciosa...
Eliu intentó alejar su pierna, pero Reiji se lo impidió
-Ah-ah... No recomiendo que haga eso... la herida no dejará de sangrar, al contrario, harás que salga más... si sigo haciendo esto dejará de salir... - Esbozó una media sonrisa y suspiró como en un sueño, acto seguido siguió lamiendo.
Finalmente se detuvo... pudo ver que Eliu ponía sus brazos en posición de querer levantarse, a lo cual reaccionó con un movimiento hacia los lados de un dedo índice, a lo que ella al verlo, decidió quedarse quieta. Se acercó a la señorita, se agachó, la tomó por la espalda y las piernas y la alzó como a una princesa. Ella solo se aferró a su cuello, intentando no tensar la pierna para evitar un nuevo sangrado.
Ambos salieron del salón, por simple curiosidad, Eliu miró por encima del hombre de Reiji viendo, antes de entrar a los tenues pasillos borravino con aroma a barníz, una figura familiar, pequeña, aparentemente frágil pero muy fuerte. No estaba solo, su mejor amigo lo acompañaba desde la seguridad de sus escuálidos brazos... Observó cómo lo cambiaba de posición, para sostenerlo entre sus manos, apretándolo firmemente. No supo de qué estaba hablando, pero pudo suponer que sus primeras palabras fueron "Mira Teddy", hasta que otra silueta más alta se acercó, lo desafiaba desde más alto, queriendo ámbos tocar el suelo. Ese lugar que estaba observando... era justamente al lado de la mesa de la cual se había caído recientemente.
Quizo llamar la atención de Reiji, para que regrese a poner órden a sus hermanos y avise a su mayordomo que limpie la sangre que se había derramado, pero parecía perdido en sus pensamientos, como si hubiera presenciado algo tan increíble que lo dejó mudo. Lo único que hacía era cargarla y caminar en línea recta, como un muñeco a cuerda.
Finalmente, El vampiro se detuvo frente a una puerta, le pidió a Eliu que tanteara en su bolsillo delantero hasta encontrar una llave, y luego que se aferre bien a él para que pudiera abrir la puerta correctamente. Ésta se abrió, y dejó unos segundos a la vista una magnífica habitación hasta que se cerró la puerta tras ellos y
la acostó cuidadosamente en el centro de la cama. Ella miraba curiosamente hacia los lados, todo allí dentro era extraño. Si bien era un cuarto común, no dejaba de llamarle la atención ciertos objetos que allí se encontraban, entre ellos, una vasta colección de botellas de diferentes tamaños y formas. Al principio supuso que era un coleccionista de licores, pero muchas botellas y frasquitos tenían colores que no eran afines con esta afirmación.
-Reiji...
-Estás en mi habitación, si es que eso quieres saber- Decía tranquilamente, quitándose el saco y aflojándose la corbata.
-Sí pero...
-Es que quedaba más cerca, y quería que descances de inmediato
-¿Y tú donde dormirás?
-Junto a tí, la cama es bastante amplia - Suelta un suspiro mientras cuelga la corbata junto a su saco en una percha - No es molestia, ¿Verdad?
-No, para nada...

No pasó mucho tiempo, hasta que sus párpados comenzaron a pesar. Sus ojos se habían cerrado en cuestión de minutos, sólo tuvo tiempo de relajar sus manos sobre su vientre antes de quedarse profundamente dormida. Pudo sentir los pies descalzos de Reiji caminando sobre la alfombra roja y las cobijas levantándose junto a ella, pero no pudo reaccionar y sólo se quedó inmóvil en su lugar, persiviendo las cosas entre despierta y dormida.
Tuvo un sueño... una pesadilla tal vez. Soñó que estaba en un bosque... húmedo, frío, oscuro... pero familiar, como una madrugada de invierno que te levantas a caminar para ver cómo es tu barrio en medio de un apagón. El viento soplaba intensamente y ella intentaba resguardarse abrazándose a sí misma, pero la briza soplaba húmeda y ella sentía cada vez más frío. Las hojas húmedas rozaban su piel y otras se le enredaban en el cabello suelto, pero no quería volver, porque sentía que lo que había dejado atrás era un destino peor al que estaba viviendo. Veía una mansión enorme, con las ventanas cerradas emitiendo tenues luces, a travéz del primer piso se dejaba ver la danza de una cálida llama avivada por simétricos leños recién cortados y puestos, se escuchaba la risa de una familia que se divertía al rededor de ella pero... no sentía deseos de regresar, más bien sentía repugnancia y alivio de no estar allí. Aún así, mirar hacia el camino que estaba yendo la llenaba de dudas e incertidumbres... sus pasos eran torpes debido al inestable lodo del que estaba hecho el camino y donde hundía sus zapatitos originalmente blancos, pero seguía caminando hacia adelante, hacia un camino oscuro donde no se veía la salida ni esperanza. Depronto, pudo oír que alguien la llamaba. No quería voltear, no lograría nada con ello, en el bosque nadie podía saber cómo se llamaba y no quería saber nada sobre aquella mansión. Apuró un poco el paso; volvió a sentir que la llamaban pero seguía firme en su desición de no voltear. Avanzaba, avanzaba... dejó de escuchar los llamados, pero podía jurar que alguien la seguía... muy desde cerca, casi sintiendo su respiracón en la nuca. No volteó, siguió derecho, intentó distraerse de los acontecimientos que pasaban y casi sin darse cuenta... el resto del bosque había desaparecido. ¿Qué había pasado? ¿Por qué no hay más bosque? Por fin se decidió a mirar atrás...pudo visualizar la Luna llena apenas tapada por cirros negros que podían amenzar con una llovizna.
Una cueva... ahí se había metido... hacia allí se estaba dirigiendo sin darse cuenta, claro... por eso el camino se veía tan oscuro. Se sentó contra una roca, intentó acomodarse sobre lo que pudo para pasar la noche ahí, apolló la cabeza sobre algo... suave. Un nido, quizás? Tanteó este misterioso objeto en la oscuridad, pero retrocedió lo más rápido que pudo al ver dos ojos rojos brillando en la oscuridad y acto seguido, una mordida en el hombro derecho
-¡AY! ¡ME DUELE!
Eliu se despertó sobreexaltada, abrió sus ojos derrepente y no pudo dejar de ver esos enormes rubíes destellantes que la observaban hambrientos...
-PERO-- PERO----
Se tantea el hombro, le duele, y al mirarse la mano puede ver claramente cómo por ella se escurre su propia sangre. Reiji inmediatamente, adivinando que iba a gritar del Shock que esto suponía se abalanza sobre ella, besando sus labios e introduciendo su lengua que recorría el interior su boca, intentando cazarla. La respiración del vampiro se volvía agitada, entre esos apasionados besos le advertía que sería mejor que se queda callada como una buena niña...
La sangre de su hombro no paraba de salir, Reiji la tomaba libremente dejando escapar gemidos de satisfacción, luego besaba los labios de Eliu y con el dedo índice los rozaba suavemente...
-Es una lástima que no puedas apreciar lo deliciosa que es tu propia sangre... ah... es tan dulce, me vuelve loco...! Quisiera... probar más...!
Ella simplemente no podía moverse, estaba paralizada... no podía articular las palabras ni moverse de su posición, realmente parecía un cadáver
-Jajajaja... me encuentro de buen humor ahora, puedo dejarte elegir dónde quieres ser mordida la próxima vez, pero por supuesto... - Lame su cuello, saboreando la tráquea desde el centro de las clavúculas hasta su mentón, y vuelve a reirse discretamente - Ésta parte será la última, como el premio que debo reclamar.

¿Huh? ¿Es que no quieres elegir donde sentir el placer de ser mordida por mí? Cierto... por el momento no podrás, lo había olvidado... - Comienza a carcajearse sarcásticamente, a la vez que tiraba hacia atrás una de las piernas de Eliu - Pero una marquita en el tobillo no se vería mal, ¿Verdad?
Reiji tomó una de sus piernas por las pantorrillas y la levantó hasta que pudo clavar sus colmillos.
-Ah... de verdad... esta sensación por mi garganta... necesito más! Es tan adictiva... tan dulce... tan deliciosa...! Me vuelve adicto...! - Respiraba pesadamente... mientras con su lengua jugaba con la herida y volvía a introducir sus colmillos para beber un poco más - Ah... sí... - Se saborea, limpiándose los restos de sangre con una lengua juguetona - Ese corsette te molestaba, ¿No? Será mejor aflojarlo esta vez...
Su enorme cuerpo estaba sobre ella, estaba sentado sobre su vientre con ambas piernas a cada lado; con una mano levantó fácilmente el cuerpo de la señorita y con la otra fue tirando lentamente de las cintas... fantaseando con la siguiente parte de su cuerpo que estaba a punto de morder. El blanco corsette fue dejado de lado, y el vampiro volvió a sentarse, mientras se deleitaba más por el festín de sangre que estaba a punto de deborar que por las generosas proporciones de ella.
-¿Qué parte deberé morder primero...?
Observaba indeciso cada parte de su cuerpo, se le hacía agua la boca y sus colmillos pedían a gritos ser clavados en ella. Acercó su boca a su ombligo y comenzó a recorrer todo su torso de arriba a abajo, esperando dar con la parte más agradable donde enterrar sus afilados dientes. Con sus finos dedos contorneaba cada rincón de su cuerpo, hasta que no hubo ninguna que faltara revisar. Se embriagaba con el delicioso aroma que emanaba, jugaba con ella depositando suaves besos en todas aquellas zonas sensibles donde podía clavar una dentellada...
-Ah... Esta parte... - Tantea uno de sus pechos - ¿Qué tal se siente? - Reiji se acerca y entierra sus colmillos en él, viendo como su moribunda víctima comenzaba a temblar, cada vez más intensamente y podía expulsar de su interior los primeros gemidos de la noche.- Ah... Maravilloso... deberé terminar rápido con esto...- Traga las gotitas de sangre que se resbalan por la herida y suelta un suspiro profundo... -Los efectos de la droga que te dí están disipándose...
Finalmente, se dirije triunfalmente hacia el cuello de Eliu, y sin perder un segundo lo muerde como si fuera lo último que haría...
Eliu ya no distinguía lo que pasaba... por fin pudo moverse, pero sea a donde sea que mirara, ya no podía enfocar la vista, todo se veía borroso y de a poco el mundo se iba oscureciendo.¿Será este... el final?
Las últimas lamidas a su cuello... y Reiji la miró fijamente, ocupando todo su campo de visión.
-Sé que puedes oírme, este efecto ya no es parte de la droga... te estás desmayando, debido a la falta de sangre. Tu sangre tiene algo, no puedo evitar sentirme así, has logrado volver loco al vampiro con más autocontrol de la casa... ten mucho cuidado.
Se escucharon golpes fuertes en la puerta y gritos desaforados de alguno de los hermanos, pero no pudo reconocer de quién eran. Ya sentía los sonidos como lejanos, como si se hundiera bajo el agua. Pronto todo se volvió negro, y lo último que escuchó junto a su oreja fueron las palabras claras y seguras "Buenas Noches"

Capítulo 2: Próximamente
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